miércoles, 3 de julio de 2013

DE COOPERACIONES Y AUXILIOS
Artículo No. 1 

La maravillosa complejidad de las estructuras y seres vivientes, responde a desenvolvimientos progresivos y lentos, de propuestas arquetípicas de la mente universal, ideadas millones de años atrás. En su fase de manifestación Dios –Absoluto, Brahma, Ala o Kether-, y con el fin de mirarse a sí mismo en sus maravillosas creaciones, estratifico el Universo revelado en siete Planos Cósmicos, dejando cada nivel bajo la custodia de Excelsos Seres, tan conocedores de las virtudes divinas como El mismo. Todos los niveles fueron ocupados por diferentes oleadas de vida que se diferenciaron en determinados momentos cósmicos y se difundieron a lo largo de los siete planos. En los estratos más sublimes, habitan aquellos seres que partieron de Dios, en búsqueda de su propia consciencia, en los albores de la manifestación, y los más densos, por nuevas e inconscientes simientes divinas emanadas en los finales del tiempo. Los hombres pertenecen a una oleada de vida que sigue una evolución similar junto con once jerarquías más. Le acompañan Angeles, Pitris Lunares o Agnischaitas; Arcángeles, Pitris Solares o Agnisuryas; Principados, Señores de la Mente o Agnisvatas; Virtudes o Señores de la Forma, Potestades o Señores de la Individualidad, Dominaciones o Señores de la Sabiduría, Tronos o Señores de la Llama, Querubines, Serafines, Seofines y Terafines. Los últimos en la lista son los más adelantados porque son más conscientes y llevan millones de años evolucionado, en tanto que los Hombres, los Angeles y los Arcángeles van en la retaguardia de la evolución, de esta determinada especialización divina.

Siendo nosotros los más rezagados por ser menos conscientes, ya que partimos hace muy poco de la Inmanifestación, hemos recibido auxilio y cooperación de los seres más Sublimes y Sutiles. En efecto, nuestros cuerpos – Físico, Vital, Emocional y Mental- son el resultado de irradiaciones voluntarias y conscientes de energías provenientes de Tronos, Dominaciones, Potestades y Virtudes, en tanto que sus contrapartes Espirituales: Atma, Budhi y Manas, lo fueron de Querubines, Serafines y Seofines. Todo esto ha sucedido en cuatro etapas, llamadas los Cuatro Periodos Cósmicos de Creación, que han sido supremamente largos, abarcando miles de millones de años. En el momento actual y debido a que ya hemos desarrollado ciertas virtudes del arquetipo divino, Angeles, Arcángeles, Principados y Virtudes son nuestros más fervientes colaboradores. Llegará un momento en que no necesitaremos el auxilio de otras jerarquías hermanas, y eso sucederá cuando hayamos dominado perfectamente las leyes de los diferentes mundo y tengamos dominio propio sobre las fuerzas mentales, emocionales, vitales y físicas. Pero para eso falta un largo proceso y su duración también será larga y muy lenta.

Siete vehículos de manifestación conforman nuestra estructura actual: Físico, Vital, Emocional, Mental, Atma, Budhi y Manas que conforma la triple llama espiritual. El Cuerpo Físico es el más trabajado de todos y de ahí su maravillosa complejidad. Cuenta con unos 75 a 100 billones de células diferenciadas en más de 100 tipos; saludar requiere el trabajo de más de 100 músculos; los impulsos nerviosos en el cerebro y más precisamente en el sistema nervioso central, viajan a una increíble velocidad de unos 274 km/h. Mientras trabaja utiliza la misma cantidad de energía que una lámpara de 10 watts de potencia y en él, es posible guardar 5 veces la información que existe en la Enciclopedia Británica. Nuestra nariz puede recordar hasta 50.000 aromas diferentes y los ácidos estomacales de nuestro estómago son capaces de desintegrar una cuchilla de metal. El  área de la superficie pulmonar (con sus cientos de miles de ramificaciones bronquiales) es exactamente igual a la de una cancha de tenis; el corazón humano es capaz de ejercer tanta presión en la sangre como para expulsar un chorro de sangre a más de 9 metros de distancia y en 30 minutos liberamos suficiente calor como para hervir casi medio litro de agua. Muchas jerarquías han intervenido para que esto sea posible y que nuestro cuerpo sea tan fascinante, organizado y poderoso. Es el primero que se empezó a formar, el más denso de lo siete, pero el más organizado y complejo. El Cuerpo Vital le sigue en complejidad y es la matriz que construye, sostiene y alimenta al físico. Sigue el emocional y por último el mental, el menos evolucionado porque es la última adquisición del hombre; por eso sólo se ve como una nube, muy sutil e inorganizada. Veamos ahora qué relación tenemos con los Angeles, Arcángeles y demás y cómo nos prestan su auxilio.

Los Angeles nos llevan un peldaño en la escalera Jerárquica. Su vehículo más denso o su estructura menor de consciencia es el Cuerpo Vital. Así como nosotros nos movemos con soltura en las tres regiones inferiores del mundo físico, los Angeles lo hacen sin problemas en la Región Etérica, conformada por los cuatro estados superiores a los sólidos, líquidos y gases. En el Eter existe el Prana Universal, el Ki de los orientales; energía que alienta la vida física y permite la circulación del fluido vital, el crecimiento, la propagación, la percepción sensorial, la expresión del pensamiento y la regeneración. Los Angeles, en consecuencia, son los Guardianes de las fuerzas propagadoras de los seres vivos, están presentes en todos los nacimientos y son los Custodios de los bosques, los ríos, las selvas, etc; siempre nos acompañan para ayudarnos con el sostenimiento de la forma física y etérica. Ellos ayudan a estructurar los prototipos divinos de las formas de habitantes del mundo físico. Los Angeles también tienen otros seis vehículos de consciencia: Cuerpo Emotivo, Mente, Atma, Budhi, Manas y otro más sutil que aún nosotros no hemos trabajado. A diferencia de los hombres, los cuerpos emocionales de los Angeles están conformados por materiales de las regiones más sutiles del Mundo Emocional, inspirando en la humanidad emociones altruistas y sentimientos elevados. Ahora, con la consciencia enfocada en los tres estados más densos de la materia ver a los Angeles es casi una proeza. Pero están allí y sólo seremos conscientes de su Esplendor y Gloria en el momento en el que percibamos sin obstáculos y con plena libertad el prana universal, pues su visión se encuentra velada por el exceso de raciocinio y materialismo. Cuando llegue ese momento trabajaremos en mutua colaboración para ejercer nuestros poderes creadores y participar como ejecutores reales del Plan Universal. Por ahora bástanos los mensajes que nos llegan de manera inconsciente o a través de los sueños. Para ellos no es fácil, como se cree, precipitarse y tomar forma cuando los llamamos. No son expertos constructores de cuerpos físicos. Y si acaso se ven, se perciben sutiles y con corrientes etéricas, que en nada se parecen a las alas que creemos que ellos tienen. 

El Angel Supremo es Jehová y su más fiel colaborador se llama Yama. Jehová es de la Jerarquía de los Angeles, pero alcanzó dos grados superiores de consciencia, se hizo uno con los Principados y desarrollo el tercer aspecto de Dios, que es el de la Inteligencia Universal. Antes de que llegara Cristo al planeta, Jehová o el Espíritu Santo, era nuestro guía espiritual. Instauró el germen de la individualidad y separó a los hombres en razas y naciones. Disperso a la humanidad en núcleos específicos, para que pudiera percibirse único y alcanzar la libertad de los Espíritus que lo guiaban. De él dependen los guías de las diferentes naciones, los rituales externos a cumplir por los miembros de las diferentes religiones y los códigos de ley que se deben seguir al pie de la letra. En este momento Cristo le supera en fuerza y grandeza, pues ya Jehová cumplió su misión. A nivel individual, actualmente, existen tres Angeles Guardianes muy cercano para cada hombre: uno de ellos vela por sus dos cuerpos inferiores que son el Físico y el Vital, otro por sus emociones y, el tercero, por sus pensamientos. Podemos descubrirlos si conocemos día, lugar y hora exacta de nuestro nacimiento, ya que actúan por medio de la posición, en grado y signo del Sol, en el momento del nacimiento. De hecho, para que los Angeles puedan actuar, utilizan la rueda zodiacal y la posición de cada planeta en los signos del zodiaco. Este círculo tiene 360 grados y los Angeles se lo reparten completamente. Unos rigen cada cinco grados, que dura aproximadamente en tiempo 5 días; son los Angeles de los quintiles y los que actúan en la correcta formación del cuerpo físico de un hombre. Otros se encargan de cada grado de los signos del zodiaco, su regencia dura 1 día y son los encargados de velar por el adecuado desarrollo del cuerpo emocional. Los últimos toman regencia cada 20 minutos y responden para que los cuerpos mentales de los hombres evolucionen como es debido.   

Llevamos un año publicando que existen 9 Coros Angélicos que regalan o despiertan virtudes especiales en cada uno de nosotros. Hemos acompañado estos escritos con sus plegarias y sus cualidades correspondientes. Esos Coros son todos Angeles, los cuales están filtrando a través del Eter, las fuerzas de las nueve Jerarquías Superiores al hombre. Esto es un indicio que muestra muchos niveles de consciencia alcanzado por los Angeles: unos se han armonizada con Huestes muy Elevadas: Serafines, Tronos y Querubines, mientras que otros, lo han hecho con las de menor jerarquía tales como Arcángeles o Principados. Valga la pena enfatizar que ayudan o regalan lo que les suplicamos, siempre y cuando tratemos de desarrollar sus virtudes. De lo contrario, si los llamamos sólo para propósitos egoístas, buscando gratificar los sentidos, eliminar a nuestros competidores, aumentar nuestras riquezas, obtener prestigio sin mucho esfuerzo y otros más, entonces desarrollamos la parte negativa del programa y obtendremos problemas, obstáculos, enemigos y enfermaremos nuestros cuerpos. Pongamos un ejemplo, para mayor comprensión. Existe un Angel llamado Pehelaih, es el número 20 y pertenece al Coro de los Tronos. Permite que se rectifique emociones inmorales y conduce por comportamientos elevados y piadosos. Protege de cometer errores constantemente y de blasfemar contra Dios. Si acaso alguien tuviera este Angel como regente de su cuerpo físico, indicará, sin lugar a dudas, enfermedad o desequilibrio orgánico por posturas egoístas, libertinas e incrédulas. Si este individuo desea una salud excelente, no basta con que le rece la plegaria todos los días, sino debe empeñarse por ser consecuente con las notas vibratorias del guardián físico. Los tres Guardianes siempre están para ayudarnos, por eso es muy importante conocerlos. Pero también a través de las posiciones astrológicas de los otros planetas, es factible descubrir todos nuestros regentes angélicos y descubrir con facilidad aquello que necesitamos despertar o trabajar. Si conocemos a todos Ellos, tenemos a mano la carta de Angeles, una guía segura en el camino de perfecciones, de misiones y de trabajos individuales.

Cada cuerpo es formado en una nueva encarnación ya que necesitamos varias vidas para perfeccionarlos y alcanzar la unidad con lo Absoluto. Ese proceso de construcción es posible por la presencia de 4 arquetipos, que fueron despertados en pasados estados evolutivos, uno para cada vehículo de manifestación. Las fuerzas arquetípicas que reposan en la Región Concreta del Mundo del Pensamiento, son despertadas por la necesidad de nuevas experiencias del Espíritu que desea encarnar nuevamente y en auxilio recibido de los Señores de la Forma o Virtudes, los Señores de la Mente o Principados, los Arcángeles y los Angeles. Al descender de los niveles sutiles al mundo mental, pues antes de cada venida a la Tierra, reposamos en el Mundo de Dios, el Espíritu Individual humano que va a tomar forma, pone a vibrar su arquetipo mental con ayuda de los Señores de la Mente. Se atraen los materiales de su futura mente, siendo éstos fieles a su nivel de evolución alcanzado. “Nadie puede habitar en un cuerpo mejor de aquel que es capaz de construir y al cual tiene derecho por ley kármica”, palabras de José Vicente Ortiz, que encajan perfectamente en este aparte. Al descender al Mundo Emocional, se pone en vibración el arquetipo del Cuerpo de Deseos y los Arcángeles hacen su labor. Los Angeles se develan cuando se cae a la región etérica del Mundo Físico. La formación del Cuerpo Físico presupone la activación de su correspondiente prototipo mental y la ayuda intensiva de los Angeles, en asocio con los Espíritus de la Naturaleza (Gnomos, Hadas, Salamandras, Ondinas y Sílfides), que son sus más fieles servidores. Eso es así, pues aún no tenemos el control absoluto de las fuerzas que rigen en el mundo Físico y precisamos auxilios de entidades más sabias. La Inteligencia Universal sigue obrando durante nuestra vida y no la podemos percibir. ¿Cuántos de nosotros somos capaces conscientemente de mandar a que el corazón palpite 72 veces cada minuto o que el cuerpo produzca las enzimas necesarias para digerir los carbohidratos consumidos en la cena? Eso sólo lo hacen los Adeptos, iniciados humanos, desprendidos de todo egoísmo y con el total control de las leyes a que están expuestos sus Cuerpos Físico y Vital.

Antes de ese proceso de activación arquetípica, los Angeles del Destino, se ponen en escena, cuando sienten los deseos de nuevas experiencias de los Espíritus que anhelan encarnar y alcanzar estados de consciencia más elevados. Cuatro de ello, llamados Angeles Archiveros, porque custodian las memorias de las vidas de todos los seres, muestran al Espíritu la suma de acciones iniciadas en pasadas encarnaciones, que han precipitado efectos y encadenado su vida con otros seres. Estas gloriosas fuerzas angélicas, ponen a funcionar la Ley de Causa y Efecto y muestran al Espíritu reencarnante, aquellas deudas que ineludiblemente deben cancelar y también los pagos por sus buenas acciones. Luego muestran al Espíritu por nacer varias opciones, o sea, las probables vidas que estarán de acuerdo con sus necesidades y éste escoge una de ellas. Los Angeles en su Infinita Sabiduría son los adecuados para prever acontecimientos futuros y permitir la cancelación de deudas para varios seres a la vez. Renegar de nuestras experiencias presentes y del entorno que hemos escogido, gracias a la luz de estos seres y de nuestro Yo Superior, es una actitud anormal y peligrosa, pues estamos renegando contra nuestra propia consciencia. Lo mismo, cuando pedimos, a través de las plegarias a los Coros Angélicos, que nos liberen del sufrimiento o de las personas que creemos que nos hacen gran daño, sin hacer cambios personales importantes, mostramos poca humildad y una actitud altamente egocéntrica. En el trascurso de la vida, los tres Custodios nunca se olvidan de nosotros. Siempre están prestos a nuestro auxilio y llamado, respondiendo cuando lo que requerimos es de orden superior; nunca en el momento en el que deseamos extender los tentáculos del ego, esa amalgama entre emociones, pensamientos y hábitos que evitan el comando del verdadero Yo. Al morir, nuevamente los Angeles corren a nuestro auxilio.

Cada vehículo se une con los otros por medio de un cordón plateado. Este permite la cohesión de los vehículos y manda información constante a los arquetipos, para que continúen emitiendo la nota musical y éstos no dejen de vibrar. Al morir el físico, el Arquetipo de este vehículo colapsa en el mundo mental, iniciando la visión del panorama de la vida que acaba de finalizar. Este proceso dura aproximadamente tres días y medio. Al finalizar este periodo, colapsan las fuerzas que sostienen unido el cuerpo vital al físico y un Angel, el de la muerte, rompe el cordón de plata en el punto de unión de estos dos vehículos. Al mismo tiempo el arquetipo vital deja de vibrar. El Angel de la Muerte trabaja con las fuerzas desintegradoras así que hasta en el procesos post mortem los Angeles están presentes. Maravilloso trabajo de estas entidades: unos colaborando con los Espíritus por nacer y otros en el ascenso a nuestro verdadero hogar. Algunos ayudándonos a despertar sentimientos nobles y elevados, y otros, hostigándonos para consolidar a nuestro ego y poner obstáculos al anhelo de romper con el apego a la materia. Lo último por la fuerza de los Luciferianos.  

Concentremos ahora, la atención en los Arcángeles. Son más elevados que los Angeles y le llevan dos escalones a los humanos. Su cuerpo Inferior de conciencia es el de Deseos, presentando además una cadena de siete vehículos, como las demás jerarquías. Funcionan en las regiones superiores del mundo emocional. Algunos se encargan de guiar y perfeccionar a la humanidad como Dioses o Espíritus de Raza, influyendo sobre cada nación, inspirando a los líderes y guiando su destino, tanto en la guerra como en la paz. Su fuerza se precipita con mayor intensidad cuando abrasamos fervientemente el nacionalismo y el patriotismo, así que en cierto modo, impulsan tendencias separatistas y excluyentes. Claro está que esto sólo con propósitos que escapan a nuestro entendimiento. En un pasado muy pero muy lejano, velaron por nosotros cuando no nos habíamos individualizado. Tal vez nos guiaron mediante sugestiones instintivas e imprimieron en nuestros incipientes cuerpos, fuerzas de protección, generación y multiplicación. Un determinado grupo, vela por la correcta formación del Cuerpo de Deseos y se acercan a aquellos que desean fortalecer emociones muy elevadas o que emprenden el camino de ascenso voluntario para reencontrarse conscientemente con la Fuente Divina.

El Arcángel Supremo es el Cristo Solar y su colaborador más cercano, también un Arcángel, llamado Varuna. Cristo alcanzó el grado de una Virtud y se hizo uno con el segundo aspecto Divino, que es el de la Gracia y el Amor. Cuando la humanidad estaba preparada, y eso sucedió hace 2.013 años, el descendió a este plano de existencia en el Cuerpo físico de Jesús de Nazaret. Esa era su misión redentora, ya que únicamente desde adentro seremos capaces de ganarle a la fuerza endurecedora del egoísmo. Como entidad arcangélica elevada, ha vivido la prisión de la materia, pero también extiende su fuerza hasta el mundo de Dios. Por eso es el único mediador entre Dios y los hombres, siendo capaz de llevar hasta las mismas fuentes divinas, todos nuestros desvelos y dolores por estar encerrados en un cuerpo físico y también traer el remedio desde los más elevados planos de la existencia. Pero el trabajo es arduo y si hoy vemos con horror todo lo que somos capaces de hacer por nuestro egoísmo, imaginemos por un instante como éramos antes de que su auxilio llegara. Por eso insistimos tanto en armonizarnos con la fuerza crística, por que al hacerlo, estaremos siendo muy sincrónicos con el fluir universal, recibiendo potentes fuerzas de liberación del individualismo y nos ahorraremos algunas demoras. La lucha es contra nuestro ego, a ese lo debemos trascender y que mejor que Cristo para potenciar el núcleo divino que llevamos dentro y que hará que eso sea posible.

Los Arcángeles normales tienen a su cuidado los planetas, siendo los Embajadores Planetarios: Miguel es el del Sol, Anael el de Venus, Rafael de Mercurio, Gabriel de la Luna, Casiel de Saturno, Zadkiel de Júpiter, Samael de Marte, Ithuriel de Urano, Metatrón de Neptuno y Sandalfón de la Tierra. Anael se relaciona con Venus y con los Principados. Significa Gloria de Dios o Gracia de Dios y es el Arcángel del amor y la armonía. Inspira a los líderes para que busquen concordia y tranquilidad entre las naciones. Rompe el egoísmo, abriendo la puerta del corazón para sostener la fidelidad, la cordialidad y la armonía de la pareja. Propicia conductas que benefician al colectivo y desarrolla para quien lo invoca, una creatividad asombrosa. Cassiel, relacionado con Saturno es el Príncipe de los Tronos y proporciona luz para ver con claridad el camino a seguir, permitiendo descubrir las oportunidades que ofrece la vida. Facilita tomar decisiones acertadas y elimina la duda, la insatisfacción, la impaciencia y la poca tolerancia a los obstáculos de la vida. Otorga templanza, calma, serenidad y seguridad.

Zadkiel, regente de Júpiter y en estrecha colaboración con las Dominaciones, es un Arcángel de liberación, ya que disuelve recuerdos dolorosos y da capacidad de perdón, alegría, tolerancia y optimismo. Elimina pensamientos negativos o derrotistas. Permite romper los límites y desarrollar osadía y valentía. Samael, que significa fuerza de Dios, es el regente de Marte y de las Potestades. Tiene que ver con la voluntad, el mando, la fuerza espiritual, las luchas y los trabajos de alta magia. Devela claves para recuperar el brillo sagrado de nuestro Yo Superior y permite calcinar a la naturaleza egoica que se opone a la elevación de nuestra propia consciencia. Señala el camino del temor a Dios, de la rectificación con el fin de conectarnos nuevamente con la luz. Ituriel representa el altruismo, la confraternidad humana, la  consciencia social y la sabiduría. Su nombre significa “secreto de Dios” y revela a los hombres gran sabiduría la cual e conduce al conocimiento de la verdad. Es un Arcángel de misericordia y Gracia ya que está emparentado con Urano y el Coro de los Querubines. Metatron al ser el Embajador de Neptuno, es el más elevado de todos. Su nombre significa “el que comparte el trono”, “el que guarda” o “el que se sienta detrás del trono de Dios”. Reina sobre el bien y el mal pues en él no hay dualidad. Permite el contacto directo con la Fuente Divina y abre a la posibilidad de transitar el camino de la santidad. Se asemeja con los Serafines, custodios de la voluntad divina. Sandalfón, embajador de la Tierra, es el Arcángel de la Oración y su función principal es la de llevar las oraciones de los seres humanos a Dios y traer a la Tierra las respuestas a estas oraciones.
    
De Miguel se dice que es un incansable luchador contra el mal. Comanda huestes de Ángeles celestiales que restablecen la paz y destierran la maldad sobre la tierra. Se le llama “Quien como Dios”, pues enfrentó a los Arcángeles rebeldes, los Luciferianos y los expulsó de su propio hogar. A nivel individual, protege contra peligros físicos, robos, accidentes, atracos y secuestros. Da valor para superarse a sí mismo, fortalece la fe y la  voluntad. Protege contra las fuerzas de la oscuridad y todo tipo de maldad. Esta en directa relación con las Virtudes siendo la Jerarquía que vela por la consciencia individual y permite despertar el camino directo de ascenso hacia Dios: el sendero de la santidad. Miguel se asemeja con las Virtudes.

Gabriel, precipita las fuerzas de Cáncer, de tal suerte que anuncia los nacimientos y da fertilidad. Es un Angel que vela por la formación, consolidación y estabilidad de la familia. Reúne y pacifica a las personas distanciadas o enojadas. Facilita conocer el plan, la misión y el objetivo fundamental de la vida. Sostiene el deseo por la unidad y el anhelo de una vida dedicada a lo espiritual. Es el patrono de la oración ferviente y quienes son presa de grandes sufrimientos físicos o morales, deben invocarle muy especialmente. Trabaja con los Angeles y por eso es el dador de vida por excelencia. Guía las emociones y los sentimientos puros así que ayuda a encontrar pureza, transparencia, limpieza de espíritu y bondad. A la hora de la muerte, cuando el alma deja atrás su coraza en la Tierra y vuelve a su estado original, ahí está también Gabriel para indicarle el camino. 

Rafael es el regente de Mercurio y de Libra. Es el Arcángel de la sanación permitiendo la purificación del alma y del cuerpo: Otorga capacidad curativa y auxilio a los enfermos y permite tener una visión espiritual para interpretar adecuadamente las enseñanzas del dolor y la enfermedad. Guí­a al ser humano a dejar atrás todo lo negativo que ha acumulado a través de su vida y a aceptar "la curación de Dios", como indica su nombre. Hace posible tener una nueva visión del futuro llena de esperanza y regeneración. Así mismo  protege a los matrimonios y es el compañero ideal para que todo salga bien en los viajes.  Es muy adecuado para consolar en las dificultades presentes, dando socorro en las aflicciones. Allí donde se invoca, llena de resignación, paciencia y resistencia a situaciones muy desagradables. Se encuentra muy cercano a los Principados, potenciadores de un intelecto en armonía con las leyes divinas.



Un Arcángel muy nombrado es Uriel. Significa "el fuego de Dios", ya que representa la fuerza todopoderosa del espíritu de la vida. Su atributo es una llama de fuego que representa su misión de despertar la conciencia de los seres humanos con el fuego de la verdad. Cumple un papel de observador divino y lleva la cuenta de los sentimientos, pensamientos y actos de los seres humanos durante su recorrido por la vida. Cuida la integridad de los seres humanos cuando pasan por duras etapas de aprendizajes. Alivia la fatiga con el trabajo profesional, social o laboral, especialmente cuando éstos se realizan bajo condiciones muy limitantes y apremiantes. Protege de la ira y el temor y permite renovar las metas y los proyectos de vida. Facilitan la paz entre las naciones y son aliados de líderes o gobernantes que luchan por la cordialidad y armonía de las naciones o pueblos. Ayuda a eliminar rencores acumulados y comportamientos destructivos e intolerantes. Se relaciona con el Norte y la constelación de Capricornio y es posible que trabaje en armonía con los Tronos, excelsos Seres que velan por la ley universal, rectificando todo comportamiento por fuera de ella. Es el patrón de los que buscan eliminar la ignorancia. Protege a los maestros, líderes espirituales, sacerdotes, filósofos, rabinos, gurús, ministros y a todos los que aman la sabiduría espiritual. O sea es un custodio de la espiritualidad, la sabiduría y la devoción por la verdad.

Muchos otros Arcángeles trabajan con nosotros pero sería muy largo el escrito, si nos enfocamos en algunos más. En el momento en que llevamos a mano la regencia de cada Coro y nos ponemos en contacto con ellos, mediante meditaciones o pedidos, estamos abriéndonos al fluir de las jerarquías compañeras. Así que dediquémosle tiempo y espacio personal. Recordando eso sí, que no basta repetir las plegarias que se encuentran por doquier en la literatura espiritual. Los Arcángeles responden a llamados sinceros y a personas que anhelan romper el apego a lo material, que desean eliminar el sufrir por falta de consciencia, que se empeñan por transformar conductas precipitadoras  de deudas y dolores, que son consecuentes con los pedidos y que deciden de una vez y para siempre  recorrer de manera voluntaria y consciente el camino de retorno a la Sublime Fuente Divina. Aunque es cierto que han colaborado en el descenso, también están prestos para dar auxilios en el ascenso a los planos sutiles.

Hablemos un poco de las Virtudes, Señores de la Mente o Agnivatas. El más sublime de ellos es el Padre y su más ferviente servidor se llama Agni. El Padre es un Principado que sobrepasó su propia evolución, la de los Virtudes y se alcanzó el nivel de las Potestades. Solo se manifestará cuando Cristo haya realizado su labor: hasta tanto un gran número de seres humanos destilen altruismo, compasión y misericordia. El más elevado de los Principados, instaurará la apetencia por la Unidad y eliminará todo elitismo, racismo y exclusivismo. Cristo anunció con su ministerio esas maravillosas épocas de paz y tranquilidad que viviremos los hombres, cuando el Padre entone por todo el planeta la nota clave del enegoísmo y el separatismo absolutos. Los Principados normales ayudan a la formación de las mentes humanas y construyen formas de pensamiento, estructurando bajo determinadas reglas geométricas las impresiones mentales de los hombres, sus reacciones frente al mundo de las ideas y sus propias elaboraciones mentales en el Mundo del Pensamiento. Así mismo, colaboran en la evolución espiritual de los hombres, aconsejando, inspirando y enalteciendo constantemente sus vidas. Nos llevan tres niveles en la escala jerárquica y su vehículo inferior de consciencia es el Cuerpo Mental.

Una colaboración maravillosa hemos descrito y nosotros haremos lo propio con los minerales, los vegetales y los animales. Hoy vivimos a expensas de los tres reinos: vegetal y animal, pero cuando ya pasemos a otro nivel, les prestaremos su auxilio, como pago por sus muertes y sacrificio. Toda esa amalgama de fuerzas, de los unos hacia los otros, responde a planes divinos y también a sacrificios propios buscando obtener escalafones y ascensos. Cuando desarrollemos a la perfección el cuerpo denso, la región física dejará de existir y seremos conscientes de lo etérico. Allí veremos a los Angeles como realmente son y nos aliaremos con ellos para prestar auxilio a los que nos siguen y que aún son inconscientes de su existencia. O entraremos a trabajar conjuntamente para Dios y seremos estructuradores de otras formas ideadas por su mente universal. Alumbraremos un nuevo mundo y formaremos una alianza maravillosa. Pero ese trabajo conjunto podemos iniciarlo, ahora, en este instante, aceptando que no estamos solos y que fuerzas invisibles radiantes se ciernen alrededor nuestro, empeñadas en sacarnos del oscurantismo, la tiranía, el miedo, la incertidumbre, el dolor, la insatisfacción, el vacío espiritual y el sentimiento de soledad. Dejemos que día a día nuestra mente piense en ellos, se armonice con su luz, permitiendo que a nuestros cuerpos lleguen energías diferentes y renovadoras.