martes, 13 de marzo de 2018


OFERTA ESPIRITUAL

Vivimos tiempo difíciles es innegable. La pregunta eterna se potencia en la mente: ¿Cuándo no ha sido así para la vida del hombre sobre este planeta? El mundo antiguo mostró una raza humana muy aguerrida, sobre valorando a los guerreros, quienes llegaban a pueblos y aldeas saqueando, matando, quemando y esclavizando. Unos eran movidos por intereses personales, otros enarbolaban las banderas de hombres poderosos, de seres ansiosos por extender sus propios imperios. Hoy en día, los guerreros no son como los de esos años, están camuflados entre nosotros y nosotros mismos formamos parte de sus filas. Desde la mañana hasta la siguiente mañana, nuestra vida es una lucha constante; el ansia nos carcome el Alma, la impaciencia nos arruina la tranquilidad; nuestras noches de descanso se desvanecen fácilmente bajo la angustia inquietante de anhelar un nuevo amanecer, pero únicamente para llevar a cabo lo que aún no ha madurado en nuestras vidas, para amar sin freno, para posicionarnos como personas exitosas y recibir el aplauso del mundo, para perdonar sin quedar resentidos o para saciar el anhelo de poseer y de alcanzar por fin, nuestra felicidad. 

Se nos ha dicho: “El mundo es de los valientes y aguerridos”, solo ellos dan en el blanco y no obstante: ¿Cuántos de nosotros en realidad nos tenemos plena confianza y conquistamos fácilmente todo lo añorado, todo lo soñado y cumplimos con los deberes a los que nos hemos sometido? Muy pocos salen a la aventura del mundo con la cara en alto y confiando en sus propias fuerzas internas. La mayoría, para tener asegurada su anhelante existencia, interiormente luchan consigo mismos y se recriminan sobre aquellas facultades o actitudes que les hacen faltan para convertirse en ese gran luchador y estar entre los primeros, encabezando las listas de los pioneros, de los aventajados. Si alguien no nace en una prestigiosa familia, se le dice desde niño: “Lo mejor es educarse, saber una profesión, tener un oficio” Entonces a través de la academia, presuponen que quedarán dotados de aquellas actitudes con las que no nacieron. Buscan afanosamente el estudio y serpentean alrededor de los lugares en donde podrán formarse profesionalmente y quedan atrapado en un extenuante juego al que le acompañan ciertas promociones: “Cuanto más conocimiento tengas, más éxito alcanzarás; cuanto más te actualices en lo que sabes, más clientes te llegarán”. Por eso muchos empoderan sus vidas con la academia y no perciben más allá de sus libros, tesis, doctorados y demás especializaciones. Es bueno educarse, pero ese deseo, no debe convertirse en el anhelo obsesivo de la existencia; es adecuado buscar ser competentes en cualquier área, pero que eso no sea la razón por la cual, se pierde la belleza de estar vivos.

De otro lado, algunos, mucho más osados, se alejan de la estructura académica y corren sin vacilación a tener una vida holgada y sin mayores preocupaciones, haciendo su dinero de manera fácil. Se prestan para negocios turbios, para el robo, el pillaje o el sicariato, porque siente poseer madera para el mando, facilidad para retar los esquemas impuestos y las leyes operantes; cuanta más ambición posean, más poder alcanzarán. Pero la mayoría terminan su vida en una cárcel o  muertos de manera violenta. De igual manera, muchos corren tras los oficios de cantantes, futbolistas, actores o demás, pero siempre pensando que un destino cruel puede ser el origen de los infortunios, cuando la fama no llega o no se establece en sus vidas.

Hay un ofrecimiento en el mundo que empuja fervientemente al éxito, pero la ganancia, por lo común, gira en torno a lo material. Se anhela una buena casa para vivir, mucho dinero para gastar, bastantes títulos para exhibir delante de los amigos o familiares, queriendo con todos ellos, demostrar lo tan aventurero y competente que se es. Esa oferta es el condicionamiento social y desde niños la hemos escuchado de nuestros padres, de nuestros educadores, de los amigos y la repiten, constantemente los medios de comunicación. La oferta está ahí y nosotros la sostenemos con nuestros miedos, nuestros temores y nuestras inseguridades. La oferta está ahí y crece día a día, porque tal vez nuestras miras personales están sumergidas en un mundo muy pequeño, limitado y cerrado solo a unas cuantas creencias, conceptos y metas. Se ha de saber que existe otro regalo que se ofrece al hombre y es uno de carácter espiritual, pero de ese, nada sabemos en realidad y ni siquiera es reconocido por la gran mayoría de los humanos y menos aún en estos tiempos: tiempos de ateísmo, momento de materialismo extremo, etapa de poderoso orgullo intelectual. La fe en una fuerza suprema que se ha desvanecido en el inclemente mundo que nos exige poder, fama y fortuna, pero esas cosas se buscan a  expensas de nosotros mismos, quienes nos ofrecemos como el máximo poder y gloria, como seres independientes y solitarios en este mundo, con todo el poder personal y sin reconocer la pertenencia a una mayor comunidad, que es la humanidad.
 
Desde que el hombre fue presa de este mundo material, sus ojos se cerraron a la percepción de su Alma. En realidad, la creación implica un peregrinaje a través de diferentes niveles o mundos, y el plano material solo es una parte infinitesimal del recorrido total que realiza el hombre por el universo manifestado. Este mundo vibra en diversidad de niveles y planos. Es como cuando se escucha una sinfonía. No todo el sonido proviene del violín, sino que le acompañan instrumentos de percusión y de viento. Los músicos que tocan los instrumentos, son dirigidos por un líder, alguien con un conocimiento más extenso y global sobre la música. Así es nuestro mundo, como una sinfonía. Los instrumentos son como los niveles de vibración o mundos; los músicos, son los encargados de esos niveles, y el director de la orquesta representa a quien dirige todo el conjunto. Ese director, en el caso del mundo, es la Divina Mente Universal, Dios, Brahman o Allah. 

Brahman es como el aire que se dispersa por todos los lugares de un recinto, está en todas partes. Su energía se entrega a todos sin discriminación, como cuando el sol se pone en el oriente. Pero, Brahman no es sólo el mundo, lo supera, lo trasciende, porque si su presencia estuviera solo en este mundo, podría decirse de él, que es un perro, o un gato, Angel, demonio u hombre. No puede calificársele, ni encerrársele en una forma específica, porque es la Realidad que todo lo abarca. Si se le dan atributos se limita, tanto como se limitan las formas que de él descienden. El mundo, es el escenario onírico de Allah o Brahman y él sueña con formas y seres de diversa condición viviendo en la creación. Unas veces las formas son hombres, otras mujeres, otras Angeles, y en algunas ocasiones, demonios o plantas. Esas formas, en el caso del hombre, tienen consciencia de existencia y cuando esto sucede, se apega a sus formas y ellas se convierten en personajes que actúan en una obra de teatro, siendo éste el escenario onírico de Dios. El hombre luego ama profundamente sus personajes, y percibe un mundo de acuerdo a como es su rol, encerrándolo en el escenario en el que actúa con todo lo todo lo que hay en él y creyendo que es bueno, malo, pacifico o violento, según sea su nivel de actuación. En este momento el hombre se limita, se encierra, porque se identifica con el rol que representa y con lo que le acompaña. Si acaso, en el escenario, que es el sueño de Dios, adopta un rol de protagonista, entonces se convierte en el héroe, en el líder que abandera a una familia o a una comunidad y construye sus metas, basado en esas cualidades. Si villano, entonces, arriba a un temperamento ambicioso y más egoico. Si es banquero o comerciante, su mundo onírico se fundamenta en la acumulación de dinero. Un personaje político, necesita adulación y poder, y sus acciones tiene un sello muy característico. Así que, en un determinado escenario onírico, existen variados personajes, unos deseando gobernar a otros, y otros, queriendo ser solo seguidores de los fuertes. Muchos se dejan obnubilar por los objetivos personales de los más fuertes y corren desaforados tras sueños, muchas veces irrealizables. Así la vida del hombre se hace tensa, se percibe difícil y siente un sopor muy poderoso durante toda la existencia.    

No hay que olvidar que en cada escenario, existe el sello de lo Absoluto, porque Brahman, se encuentra en todas partes. Por eso, cada personaje, no se presenta solo como una forma física, también tiene vitalidad, emociones y algunos, mucha inteligencia. En cada parte del universo están todos los niveles vibratorios: el físico, el energético, el emocional, el mental, el supra mental, el intuitivo, el de la unidad, etcétera, porque así fue como diseño el Arquitecto Divino el mundo creado. El aire, que es la forma como comparamos el universo, está compuesto de muchos elementos químicos y es imposible, que en un recinto, como puede ser la alcoba, haya solo oxígeno y esté ausente el hidrógeno. Eso no sucede o si no moriríamos cada vez que cambiáramos de lugar. Así es la Consciencia Divina o la presencia de Dios en este mundo, nunca falta en ningún lugar, ni siquiera en este pedazo material. Y no se percibe más allá de cierto nivel, solo por ignorancia y por apego.

¿Qué se ignora? Las otras dimensiones de la existencia. ¿Y cómo sucedió esto? Por apego. Creemos que son nuestros sentidos físicos, los únicos medios del conocimiento y confiamos ciegamente en ellos, ellos son como la niebla que hace perder la claridad del camino. Así que todos los personajes, no superan la visión de este mundo material y en consecuencia, pierden el contacto con la presencia de lo sutil, que también está en este mundo. En consecuencia, la gran mayoría de los hombres se hacen insensibles a la fuerza espiritual, entendiéndose, por ella lo que supera la material. No ven otros aspectos divinos, no sienten el llamado que les protege de perderse en este nivel y que les impulsa a dejar el personaje al que se han acostumbrado. Esas fuerzas sutiles abren portales a través de los cuales se cambia de escenario o de escenarios y se alcanza una mayor libertad. Si cerramos las ventanas y las puertas de un lugar específico, el aire se enrarece y si lo ventilamos poco, llega a ser sofocante. Por eso, la oferta material es poderosa, porque se han cerrado los portales que permiten la percepción de otros escenarios. Y entonces cuando el director del escenario dice: “Se acabó la función” nadie escucha y continúan todos ejerciendo sus papeles, de manera continua y extenuante. Eso sucede porque el apego ha llegado a extremos y se desconoce que existe una entidad superior, que es Dios, a quien se percibe lejano o no se percibe en lo absoluto.   

Los grandes yoguis de la India, los sufís del Islam, los cabalistas del judaísmo, los gnósticos del Cristianismo, los budistas esotéricos, los shivaitas o vasnavas y también los vedantistas, describen en sus cosmogonías la existencia de un universo cuya manifestación se llevó a cabo por una poderosa fuerza espiritual. Ellos enseñan también que la creación trascurre en eventos cíclicos y todos concuerdan, en que existen épocas en las cuales la visión sutil de los hombres, es mayor que la material y otras, en las que ocurre lo contrario. Se narra en la Biblia por ejemplo que Adán y Eva vivían en el Edén y que luego de ser tentados por la serpiente, fueron expulsados de él y perdieron un hogar que era cálido, que les daba todo lo necesario para vivir y en el que llevaban una existencia feliz. El Edén es el nivel de vibración por encima del físico y cuando perdieron la visión de éste, despertaron en el mundo de la materia, lleno de peligros y en el que debían sobrevivir por sus propios medios. Ese mismo relato se asemeja en la tradición india a los ciclos cósmicos llamados yugas. Ahora estamos inmersos en el Kali Yuga –que durará 432 mil años-, altamente cegador de lo espiritual, pero potencialmente activador de lo material; comenzó este ciclo en el año 3102 a.C o sea que han trascurrido solo 5030 años de este yuga. El Kali Yuga forma parte de otros ciclos mayores que son: Dwapara Yuga, Tetra Yuga y Satya Yuga. En el tiempo del Satya Yuga, el género humano percibía toda la creación como “materia mental” y la mayoría de los seres, comprendían que el universo era una proyección de la conciencia divina. En el Satya Yuga reinaban la verdad, la justicia y el entendimiento y el hombre experimentaba lo divino de manera directa. En cambio, en el Kali Yuga el hombre toma papeles muy violentos, mostrando una gran decadencia moral y por eso existe esa proliferación de la maldad. Los escenarios de todos los mortales están llenos de conflictos, traiciones, corrupción política, enfermedad y mucho sufrimiento. 

No obstante, en el Kali Yuga la oferta espiritual de Dios es elevada, porque cuanto más apegado el hombre se encuentre de sus fantasmagóricos personales, mas misericordia le llegará de lo alto. Dios desea que sus hijos retornen a él y por eso la Divinidad bombardea al mundo con altas dosis de su amor en estos tiempos. Dios desea despertar de su pesadilla en cada hombre y por eso en esta época, los Mensajeros, los Avatares, la Jerarquía Angélica y los Enviados Divinos, se precipitan en raudales, cuando un hombre exclama por su liberación. Aunque se sepa que el demonio llamado Kali –no la diosa hinduista-, nos impele a escoger la oferta material en esta época, la misericordia es tan elevada en este tiempo, que si un hombre decide salirse del escenario, es decir despertar de su pesadilla, podrá hacerlo más fácilmente que en cualquier otro periodo o yuga. Aunque la competencia entre la oferta espiritual y material es muy poderosa en estos tiempos, si alguien decide levantar su voto por la gracia de Dios, despertando en su corazón la añoranza de su origen, la potencialidad de la Misericordia Divina, se desplomará, tan fuertemente como lo ha hecho para alentar el crecimiento material. Se dice que en el Satya Yuga, alcanzar el Samadhi o sea identificarse con nuestro origen, con el Alma Divina, era el resultado de grandes sacrificios y austeridades. Ahora en el Kali Yuga, luchar para tornar al Edén, precisa menos tiempo y menos sacrificios.

Un personaje, cansado de vivir lo mismo día a día y lleno de desesperanza y miedo, puede clamar por una mejor oportunidad diciendo: “Ya basta, quiero vivir una vida diferente”. Entonces, la Gracia Divina, le permite ver más allá y descubrir que existen otros escenarios. En el caso de los personajes de la obra de teatro, eso significa que por fin escucha al director cuando dice: “La obra termino, todos a sus casas”.  Estando afuera del recinto el actor le pide al director, que le deje participar en otras obras, porque está cansado de ser tal vez el valentón de una película y desea ahora actuar con más moderación y desapego. Y el director le dirá: “!Claro! Pero tendrás que prepararte para ejercer un nuevo rol y buscar alguien que te enseñe, que te dote con las otras cualidades”.  De manera idéntica sucede cuando se desea superar el dominio de lo material y entrar en contacto con la oferta espiritual. El educador, en este caso en un Maestro, un Gurú, el cual le explica los beneficios de su nuevo trabajo, y además, le ofrece un camino mucho más eficaz y rápido que el que hubiese necesitado un hombre del Dwapara Yuga o de otro yuga para despertar a su realidad espiritual. Tentadora no? Amigo lector, anhela el Gurú y el camino hacia El, se te despejará. 

Ya lo dije anteriormente en otro escrito, que a partir del año 2015, entramos en un ciclo astrológico muy benéfico. Este espacio de tiempo, empodera en el ciclo del Kali Yuga, una gran oportunidad. Es como si te dijeran a ti que eres pintor lo siguiente: “Mira viene el mejor pintor del mundo a dar una clases gratuitas. Tómalas y te beneficiarás mucho de ellas”. Ni de pensarlo sería y apenas se riegue la noticia, de inmediato se toma la participación. Es tan elevada la fuerza divina que se ha precipitado en este momento, que un ser humano puede liberarse en cualquier instante del Samsara. Es decir, si el personaje que era héroe y que ahora decide ser menos salvador y, luego, anhela ser mártir o esposo y posteriormente, un líder mundial o un banquero rico, entonces el Gurú, le asegura que él también, por Gracia Divina, le puede liberar de todos los posibles escenarios con los que el sueña, y más bien hacerlo uno con el Soñador y no ser más uno de sus personajes. Le promete que a través de ciertos sacrificios y desapegos, podrá ser parte del Mismo Creador y ya no más una ficha de su Creación. Le enseña que la creación le ha llevado a sentirle separado de Dios, vacío de bienaventuranza o gozo, de conciencia divina y de esencia sublime, y que puede superar ese estado para mirar nuevamente al mundo como solo un sueño divino; le invita pues a despertar y a salir de su pesadilla.

Ahora, en este momento, los Mensajeros Divinos están aquí, así la historia los haya olvidado; los Maestros se encuentran atentos, aunque no se sepa mucho de ellos; los caminos hacía Dios están abiertos, aunque nos hallamos alejado de la verdadera espiritualidad. Poderosa es la campaña espiritual en este momento; lo es tanto, que los doctos en los asuntos espirituales, han expresado lo siguiente con respecto a quien desee despertar de este sueño pesado y abrumador: “Si anhelas tu liberación, necesitarás lo siguiente: 25 % de tu esfuerzo personal, 25 % de la ayuda del Maestro y 50% de la Misericordia Divina”. O como lo ha expresado Mahavatar Babaji, el Maestro de Maestros: “Si das un paso hacia mí, yo doy 10 pasos hacia ti”. ¡Tentadora oferta no!! Llámalo y te llegará, búscalo y te encontrará.      

El que bien busca, bien encuentra y no corre el peligro de perderse en ofertas que se creen espirituales, pero que en realidad, son publicitadas por falsos profetas. El que bien llama, atrae la provecha cercanía de hombres virtuosos, y porque no de su Maestro y de varios Maestros. Muchos Mensajeros, encabezando las listas de las Cadenas de Oro -de eso ya hay mucho escrito en este blog, disponible en 27 artículos ya publicados, están atentos a aquel que despierta en su corazón una luz de esperanza y le comienzan a rodear para llevarlo al pórtico divino. Los Avatares están listos para cuando un número suficientes de hombres, reclamen la presencia de la bondad en este mundo. Une tu clamor y tal vez antes de que mueras veas a uno de Ellos en tu país y en tu vida presente. Los Enviados Divinos están al asecho y esperan por ti, porque eres Dios mismo en forma de hombre con la potencialidad de convocar a la Divinidad y cuando clamas, la presencia divina llega y abre todas las ventanas -todos los sentidos sublimes- y así te aseguras la visión de lo que estaba oculto. Los Angeles te bendicen día a día, porque ellos fueron creados para servirte y en tanto anheles una vida plena y llena de realidad espiritual, te cobijaran con su manto de Misericordia Infinita y ya más nunca llegará a ti la enfermedad, el frio y el sufrimiento.

Cuando vives para este mundo, tu mente se inquieta por el mañana, porque el deseo la empuja a recrearse en un lugar construido maravillosamente con una serie a veces inacabable de intenciones, intenciones éstas que se multiplican en los decires de toda la gente. El deseo te mantiene ocupado todo el tiempo y a éste le sigue la frustración, cuando percibes cercano el fracaso, porque te das cuenta que no eres el todo poderoso, aquel que se ocupa al mismo tiempo de sí mismo, de las necesidades de otros y de salvar al mundo entero. El mundo material es muy limitante, te cierra muchas oportunidades, porque enfoca tu atención en un punto muy pequeño. Y ese pequeño punto es tu ego, que te limita aún más, para protegerse, cuando percibe que no es tan poderoso ni eficiente. Creyendo ser apto, es en realidad incapaz de realizar muchas cosas y necesita entonces, salir al mundo mostrando lo que no es, y además compite con otros para demostrar que es capaz y responsable por este mundo, que es bueno para ayudar a este mal mundo, que es la clave necesaria para elevar a este mundo. De otro lado, al estar en armonía con la oferta sutil, entiendes que tu presencia en este mundo es solo para percibir a Dios y descubrir sus señales, las cuales al ser tomadas, te ayudarán a madurar y solo eso, puesto que te permitirán cumplir un plan específico divino a través de ti. Entiendes que debes abandonar la inquietud de hacer muchas cosas, que solo debes esperar y observar para descubrir los momentos adecuados para ti y solo para ti. Momentos que te llevarán, tal vez a que alcances la fama o el conocimiento o el amor o para aceptar que ninguna de esas cosas vendrá a ti.

Haciéndote copartícipe de la Gracia Divina vertida en estos tiempos,  crecerá en ti una fe infinita y comprenderás que desde que naciste, vienes dotado para alcanzar tu misión en este mundo. De igual forma solo serás responsable de lo que abarca tu pequeño mundo. De hasta donde, ves con tus ojos y nada más. De hasta donde, escuchas con tus oídos y nada. Y entonces cuando en la TV veas niños muriendo en Africa, únicamente, orarás y pedirás a Dios por ellos. No correrás a ese lugar, porque no lo puedes hacer y no culparás a nadie porque no sabes lo que en realidad está pasando. Ayudas en silencio y actúas correctamente, controlando el deseo de tener más de lo que puedes controlar. Y eso es altamente beneficioso para esos niños y también para otros que sufren hambre en otro lugar. Es muy sencillo y además puedes realizar desde tu lugar, otros ejercicios. Por ejemplo, en el instante en que sientas que no haces nada por el mundo, simplemente, recuerda un nombre sagrado de Dios y repítelo insistentemente. Tu mente se llena de un poder superior y dejas de preocuparte por el hambre en el mundo. Tu mente se calma de la ansiedad por el hacer y de tu imposibilidad de operar en cada lugar, porque cuando repites una verdad espiritual, un atributo de Dios, te estás entreteniendo y así no contribuyes más a perpetuar con tus inquietantes pensamientos, la avaricia en el mundo y te calmas. 

Ahora bien, cuanto más te ocupes de ti y rompas con los deseos del mundo material, y además percibas que estás de paso en él y que debes abandonar el apego por todo, porque este mundo es efímero, tus sentidos superiores van despertando, y cuando menos lo pienses tendrás la oportunidad de expandir tu propio poder porque lo sentirás infinito. Al hacerlo, ayudarás de verdad y tu lugar de vivienda se ira potenciando con la luz de Dios, porque ella ira emergiendo en la tranquilidad y el sosiego. Tu área de trabajo irá vibrando en acordes más elevados, logrando que otros te sigan, te observen y se pregunten: “Ese que hará para ser tan feliz? Cuando decidas caminar junto a los santos, maestros, profetas y enviados, los buscarás a donde quiera que estén o por lo menos tendrás un conocimiento adecuado, de cómo llegaron a ser lo que son. Estar en compañía de los enviados e iluminados te proporcionará un ambiente diferente, puesto que ellos están en este mundo, pero no son de este mundo. Ellos son puentes, entre lo de abajo y lo de arriba, y gracias a ellos, se precipita la fuerza divina sin alteraciones. Al tener libre de impurezas la fuerza divina, te sientes pleno, lleno, feliz y poderoso.

Adelante amigo lector, busca la oferta espiritual y si lo haces bien, la hallarás.