jueves, 1 de septiembre de 2016

ATESTIGUO EL ALIENTO DEL MISERICORDIOSO 


Un trabajo, un gran trabajo me fue encomendado y a lo largo de él, mi corazón se llenó de amor, de un amor indescriptible, muy difícil de definir y enmarcar. Llegó en raudales infinitos, ahora lo sé, porque cómo más se explica que en contacto con la vida de los enviados de Dios, una energía se depositaba dentro, muy profundamente en mí corazón, como cuando el sol calienta, derritiendo el rocío que se posa sobre las hojas de los árboles inyectándoles calor y fuerza de crecimiento. No lo sabía pero es así. La sola visión de los rostros de los Maestros, Santos, Iluminados, Mensajeros y Guías de las sabidurías sapiensales, que conducen sin lugar a dudas la liberación, y alguna que otra lectura de sus enseñanzas, despertó en está mente individualizada, una gratitud infinita, una infinita gratitud y acompañada de la certeza: “Dios se apiada de aquellos que lo anhelan y lo buscan”. En contacto con sus bellos semblantes algo se precipitó en mi presente, en esta existencia, que no es más que una de las manifestaciones multifacéticas del Absoluto, del Uno sin segundo en este tiempo y lugar. Ellos, los santos, tocando siempre acordes infinitos de amor, hicieron que el corazón de esta buscadora comenzará a acompasarse con sus fulgurantes llamados. A eso súmasele las bendiciones y los mensajes inspirados en el Satsang –enseñanza oral trasmitida por un contactado con un Maestro espiritual-, al que asisto, cada 20 días, y en donde mi compañero Alipur Karim, discípulo del Maestro Kathar, recibe un flujo constante de consejos, indicaciones y señales… La misericordia sin fin, se precipitó y ha comenzado a derretir mis obstrucciones a la luz y a romper el elevado orgullo de mi mente.  

En esa investigación me preguntaba, aunque no lo notase claramente en mi mente racional: “Y eso que le sucedió a esos seres, a esos anhelantes en su búsqueda implacable de Dios, sería posible que también me sucediese? Y el tiempo no tardaría en traer una respuesta afirmativa. Hoy, la gente me pregunta frecuentemente ¿Kriyananda cómo estás? Y sólo respondo: “Feliz, muy feliz”. Y cómo no iba a estarlo? Porque ahora mi vida no está sujeta más, a una voluntad que camina a tientas por el mundo, ni siguiendo exclusivamente los dictados del ego… Ahora, tras bambalinas, los enviados de Dios, están acompasando mi corazón con su amor y mi mente, con su sabiduría. Y por supuesto en mis prácticas espirituales de cada día, regaladas a mí y a otros tantos por uno de ellos, siendo hoy en día mi Maestro, les confiero y les renuevo mi sincera entrega a su clemente ayuda. Con ellas, voy abriendo un espacio santo, un lugar para que por fin pueda comenzar a despertar y vislumbrar a aquel que mora en el silencio, esperando, esperando la luz de un nuevo amanecer, en el que sea su espejo puro y límpido en este mundo de nombres y formas. Porque por eso se manifestó la creación y en ella todos los hombres, con el fin de permitirle al Infinito, reflejarse en algo distinto a su Eternidad. Ahora no trabajo sola por el retorno al verdadero hogar, me acompañan otros sinceros anhelantes de Dios, agrupados todos en un pequeño núcleo de existencia, precipitado en el presente como resultado de acuerdos antiguos en los que la búsqueda fue infructuosa y hasta peligrosa. Por fin puedo ver que es posible seguir un sendero abierto hacia una vida libre de dolor y duda.
 
Antes, los libros sagrados los veía muy distantes, incomprensibles; hablando a otros tiempos, a otros hombres, lejanos, antiguos, extraños, perdidos de mi… Y aunque supiese, poseedores de historias simbólicas narradas para mostrar cómo algunos seres humanos se liberaron de yugos, tanto internos como externos, nunca los había considerado como un mensaje directo para mi vida, y entender por ejemplo, que he sido y soy Moisés, tratando de salir del ego; es decir, de los dominios del faraón. Y que así como Arjuna, el protagonista que en el canto llamado Bhagavad Gita del hinduismo, debe ondear la bandera del guerrero contra sus parientes y bajo las órdenes del bello Krishna, uno de los avatares de Vishnu –en Occidente el Cristo-, también soy él, y guiada por los compasivos Maestros, será posible para mi ofrendar el ego como sacrificio y posesionar a Dios como el heraldo de mi vida. Los parientes son como el faraón, las facetas del ego, muy familiares, conviviendo todo el tiempo en nuestras vidas y opacando la explosión de amor que guarda el corazón humano, el centro del ser, donde mora el Sí Mismo, la Realidad, el Uno sin Segundo, el Hombre Perfecto, el Adam Kadmon.

Los Maestros, los Iluminados, al unísono dicen que Dios se actualiza en toda época y lugar; en todos los seres, por pequeños o grandes que sean. Y en nosotros los hombres, ya conscientes de nuestra existencia, no deja de buscarse así mismo, sin importar el materialismo imperante, sin otorgarse una parada en su viaje infinito, a causa del racionalismo que consume nuestras mentes. No, Dios no se detiene; por el contrario, avanza y se muestra en la creación, en el mundo de las formas, porque ha dicho, como lo enseña el Corán: “Yo era un tesoro escondido y quise ser conocido”. Esa es una verdad destinada a toda época, a todo lugar, dispuesta para todo ser, incluso a esta personalidad, este país, por violento o corrupto que nos parezca y también a todos los que me acompañan en este espacio vital.

Con el fin de ser conocido, Dios derrama su Misericordia, porque a causa de ella, fue posible la creación. Pero también por su Misericordia, los hombres, en manos de los que ya han despertado a su Realidad Interior, o sea los Iluminados, descubren el tesoro escondido en su corazón, donde palpita desde la primigenia manifestación, la Divinidad envuelta a través de sus viajes, en sus velos de obscuridad. Ha llegado la hora del llamado y por eso el trabajo fue encomendado, porque he respondido y me he entregado sin dudar, me he acogido a recorrer la senda de la espiritualidad real; un camino poco transitado por el común de los mortales. Tal vez ya cansada mi alma de transitar por senderos pedregosos, levantando en alto, en antiguas formas únicamente el accionar egoísta y racional, me ha sonado la hora de mi despertar, para enarbolar de ahora en adelante solo la caridad y la compasión. Un augurio fue dado por los Profetas, Enviados y Mensajeros Dios y fue aquel que acota: Dios reserva a todos los que lo buscan y desean su despertar del sueño del sufrimiento, una Gloria más de allá de toda Gloria, más allá de honores intelectuales, más allá de sólo buenos deseos, más allá de clamores humanos. Di y doy la bienvenida a aquel que remediará mi paso doloroso por el planeta; ya es el tiempo en el que comienzo a entregarme a su fuerza divina, que a la postre es mi propio dormido ser espiritual.  

Recuerda mi mente ese glorioso día, el 17 de septiembre del 2015 en el que se anunciaba un gran cambio para el mundo, una época menos sombría, en la que los Divinos enviados, ofrendarían a los sediento de luz un poco de su sapiencia y amor. Y no existe ninguna duda que ese augurio, profetizado aquí mismo, en este blog bajo el nombre del escrito “Vientos de Cambio” se cumplió. Neptuno el elevado planeta que ostenta el mayor poder espiritual, transita ahora por la constelación de Piscis, neutralizando en muchos hombres y mujeres, tendencias excesivamente vanidosas, exagerado orgullo intelectual y distorsionados deseos mesiánicos. Y en su trayecto de luz, va entregando a una generación de sedientos de Dios un regalo: el llamado a una espiritualidad pura, a una fe inquebrantable y les va acercando nuevamente a los Maestros. A mi vida llegaron de manera invisible, creí en ellos, confíe en su guía y me solté, sin temor a sus indicaciones. Poco a poco, por su intermedio, fueron apareciendo las enseñanzas adecuadas, los libros apropiados, que cual tesoros escondidos, han ido develando la verdad sobre el sendero hacia el encuentro con la luz. Me acercaron a algunas verdaderas fuentes y a ciertos escritos en donde pude explorar las vidas de los santos y los iluminados. Por fin pude vislumbrar lo que por 20 años no había visto claro. Durante ese tiempo seguía una espiritualidad light, distorsionada y con grandes sesgos de fanatismo. Más la hora ha sonado y se ha precipitado sobre este país, toda la fuerza divina, ya que en él han encarnado almas sedientas, con deseos de llenar su vacío espiritual con sonidos sagrados, amaneceres infinitos, noches estrelladas, ofrendas a la Divinidad... Y todas esas almas, representarán la fuerza de varios linajes: unos cabalistas, otros, sufistas, algunos de la vía del yoga, y otros tantos del gnosticismo cristiano. No más Gloria y Gozo podemos recibir.

En octubre del 2015, llegó a mi vida el Maestro Visible, porque en la enseñanza verdadera hay dos tipos de influencia: la vertical y la horizontal. La vertical, es invisible, apareció primero, y la horizontal, llegó hace poco, cuando conocí en España al Sheikh Burhanuddin Herman, representante del linaje Sufi y de la tariqa Nashbandi. Se cumplió lo expresado por el Sheikh Al-Yilani: Una señal os será enviada del cielo y una señal será puesta delante de vuestros ojos”. Desde que le conocí, el Sheikh dejó una gran huella y nunca desde ese día le olvide. Nadie podía entender ese sentimiento poderoso de querer estar a su lado, de sentirlo, mirarle a los ojos y tenerlo siempre cerca, bien sea escuchando la vida en cercanía con su Maestro o sus encuentros con el Profeta Muhammad y otros santos o bien recibiendo constantemente su consejo. Las experiencias místicas solo las había leído en la investigación sobre los linajes, pero escucharlo directamente, de boca de un iluminado, fue apoteósico, llenándome de un gozo inefable, incomparable. Fue maravilloso estar frente al Maestro Visible, el corazón recibe una poderosa fuerza, se hincha porque se llena de amor. La mente calla y asume una postura reverente y sólo escucha, atiende, esperando una dulce y apacible guía; por eso se anhela siempre un segundo encuentro. Es el mismo fenómeno experimentado por la tierra, la cual tras largos meses de verano, espera la lluvia, aquella fuerza complementaria, indispensable para hacer   brotar los retoños de los árboles, luego ofrecer las flores y con ellas la posibilidad de un nuevo crecimiento. Aunque aún mis flores no se han abierto totalmente, porque están brotando lentamente, la fuerza del crecimiento espiritual ya se ha precipitado, y ello gracias a las pletóricas energías descargadas desde el más allá. Este año el Sheikh vino a Colombia, en Julio y todos, los amigos que caminan conmigo y los familiares, pudieron entender por qué no lo podíamos borrar de nuestras mentes y la razón por la cual siempre, siempre le recordábamos cada día, a cada instante. Sorprendida quede, porque dijo que venía a servirnos, a ayudarnos en esta hermosa empresa de recordar a Dios para iniciar la partida sin temor. Más misericordia no he podido sentir. Por fin no ando sola en el proceso que me conducirá a despertar de mi sueño de Maya. 

El Sheikh enfatizó que en nuestras vidas debe haber claridad. Donde hubiere un misterio o secreto escondido, había que evidenciarlo. Donde una relación se convirtiere en yugo y disgusto, había que darle solución y no continuar renegando frenéticamente de ella. Donde la corrupción se ha posesionado, es necesario arrancarla de raíz para que brille el desinterés o el bienestar de todos. La liberación no se alcanza con posturas hipócritas e inconsecuentes; tampoco permitiendo la infidelidad o la deslealtad. El gozo pleno no debe nunca depender de una chequera, de un reconocimiento, de unos títulos intelectuales, ni mucho menos de una compañía. Cualquier conflicto, relación turbulenta, malos sentimientos, acciones interesadas, complica la búsqueda y obstaculiza la comprensión y la afluencia de la divina misericordia. El Maestro espera a que decaiga el orgullo y la vanidad, pues éstas facetas del ego, nos ha conducido a la peor de las idolatrías, que es creer, decir y hacer todo lo que impulsa la emoción y el pensamiento egoísta individual. El sabio, el más cercano a Dios, no es el que lo llama todos los días, pero vive en un mundo interno convulsionado, lleno de ira, violencia, queja, mentira, intolerancia, siempre bajo el imperio de los sentidos y el deseo. He comprendido que los preceptos religiosos hay que cumplirlos; no para agradar a otros, ni mostrarse “bueno”, sino para desarrollar una mente pura y un corazón bondadoso. En tanto, dependientes de la mente racional y ésta de la emoción egoísta, sólo la observancia y el acato de la ley, llamase ésta diez mandamientos, yamas, niyamas en el sistema de Patanjali o sistema óctuple de Budha, podremos elevar el nivel vibratorio y dar carta blanca al acercamiento del Maestro.

El hombre normal, opacado por los deseos y éstos alimentados por el condicionamiento social, que todo alimenta, menos una vida pura, es vulnerable, supremamente vulnerable y algunos, con actitudes de líderes, aprovechando el vacío espiritual, se yerguen como los abanderados, como los verdaderos guías, conduciendo a las masas a una mentira, al fanatismo, a la idolatría, a la separatividad y al desasosiego. ¿Cómo pueden un hombre o una mujer, llenos de tristeza, cólera, lujuria o  desazón guiar a otros? Más ignorancia no he podido ver. ¿Cómo puede guiar a otros, un ser que defiende su creencia y excluye a todas las demás? Más fanatismo no he podido palpar. ¿Acaso habla con Dios aquella persona infeliz y que no lo ama? Porque al amarlo, la alegría se convierte en la compañera inseparable del hombre que la expresa y durante todo el tiempo, el agradecimiento se siente a cada instante. No es fiel amante de Dios, aquel ser quejumbroso, lastimero del diario acontecer, que se perturba ante todo lo que sucede a su alrededor. Una vida doble en la que por momentos el ser se muestra paciente y tolerante, y en otros, inflexible e iracundo, no puede ser signo real de un consejero espiritual idóneo. Y de esos hay muchos por el mundo. El Maestro no llega a nuestras vidas porque otros oren por nosotros o porque sigamos ciegamente las doctrinas anquilosantes de muchos grupos religiosos o espirituales. Un guía real, o es un iluminado, o es un discípulo de un iluminado, porque, si no es así, es como un ciego conduciendo a otro ciego, llevándolo por derroteros aún llenos de polvorientos y secos caminos, por sendas llenas de incertidumbre, adormilados e hipnotizados por cantos estruendosos, por plegarias sin sentido, por histerias colectivas, por mesianismo no reales o palabras que son solo adornos del lenguaje. No nos entreguemos a esos líderes, llenos de inseguridad y poca virtud, siendo nada más que actores de su propio interés o de la ambición egocéntrica de otros poderosos.

Un secreto se ha evidenciado en mis investigaciones y es este: los últimos profetas fueron Jesús y el Profeta Muhammad y nadie más vendrá después de ellos a instaurar una nueva religión. Cuidémonos pues de esos movimientos que proclaman ser los lugares donde aparecen nuevos profetas, porque seguramente nos llevaran a un gran retraso en la senda de la espiritualidad, al no permitirnos acercarnos a la fuerza Divina que llevamos dentro. Los santos e iluminados son los destinados a la función de saciar a los ávidos de divinidad y lo harán ahora más a un nivel individual que grupal. Las religiones instauradas por los profetas y enviados tales como Zoroastro, Rama, Krishna, Budha y Rishis en la India, los 124 mil profetas en las religiones abrahámicas –judaismo, cristianismo e islamismo-, los sabios taoístas y sintoístas, todos ellos legaron al mundo la legislación religiosa y se desplegaron por todo el planeta. Pero ahora es el momento de los santos y los Maestros, quienes pueden rastrearse siguiendo las huellas de sus linajes, aquellos caminos que preconizan la enseñanza Maestro-Díscipulo, y cuyo origen se remonta siempre a uno de los verdaderos profetas. Así que indaguemos vidas y relaciones, eso es importante y luego descubramos si existe consecuencia entre el creer, el actuar y el sentir de aquel a quien entregamos nuestra educación o sustento espiritual. 

Los guías declarados por Dios y no por los hombres, aconsejan que el camino hacia el amor, hacia la senda de la sabiduría, precisa una diaria auto observación, en la que, se descubren los hábitos frecuentes, las formas diarias de sentir, las maneras habituales de pensar, los deseos impetuosos y beligerantes, motivadores de acciones en una u otra dirección. Pero para ello se necesita valor y energía. Valor con el fin de mirar y no huir, de aceptar y luego transformar. Valentía para ver lo que se ha querido esconder y energía para sostenerse en el empeño, sin posibilidad de claudicar y abandonar la búsqueda de la riqueza interior ante cualquier asomo de una extraña compostura, atemperada bajo otras emociones. En un principio el individuo está sólo, porque le corresponde a él eliminar de su vida las facetas negativas de su personalidad. Y eso no se logra únicamente mediante rezos, oraciones, meditaciones mal encaminadas ni buenas intenciones. Luego de este primer reto y mediante un cambio verdadero, poco a poco, una luz se acercará: la del guía supremo que cual antorcha, le potenciará su amor, le permitirá acceder paulatina y lentamente al estudio de profundas verdades espirituales y por último le conducirá al despertar de su caminar por otras vidas.

Los Maestros han advertido que la forma más cristalizada de la presente humanidad es el orgullo intelectual; eso es una realidad. A toda hora mostramos nuestra inteligencia y los sistemas de pensamiento y eso es tanto de los ignorantes como de los educados. Celebramos los títulos intelectuales obtenidos con fiestas y bombos o nos enorgullecemos de repetir nuestras ideas, experiencias y maneras de pensar. En cada conversación, opinamos sobre cualquier tema, dejando en el ambiente la idea de que nuestra postura personal sobrepasa siempre a la de los demás. ¡¡Oh vanidad!!, obstrucción de algunos para encontrar estabilidad económica o una compañía agradable. ¡¡Oh vanidad!!, que lleva a perturbar la tranquilidad de muchos hogares en los que en vez de una cabeza dirigente, amorosa y comprensiva, se yergue un dictador o un tirano. ¡¡Oh vanidad!!, robando el asombro, ante ideas geniales o muy particulares de otros. ¡¡Oh vanidad!!, que impide por lo común, intercambios bilaterales y cordiales, llevando a soportar monólogos largos y aburridos de aquellos que siempre toman la palabra, desatando en los demás fastidio y a la postre una aversión a un nuevo encuentro. Personalismo extremo que incluso en las prácticas secuenciales aconsejadas por un Maestro Espiritual hace su agosto y el practicante se apega a uno que otro ejercicio prefiriéndolo por encima de los demás o siguiendo la secuencia de acuerdo al parecer de su propio ego. ¡¡Oh vanidad!!, ¡¡Oh orgullo intelectual!!, el mayor obstáculo para un despertar espiritual, porque aquel que lo entroniza, siente que no le falta nada, incluso ni la presencia de su Creador, causa suprema que le ha permitido vivir su experiencia humana en este mundo.

El silencio no es usual en nuestras conversaciones habituales. A todo lo que acontece le queremos dar significado; las experiencias de otros nos remontan a algunas similares y siempre deseamos darles una explicación. Todo lo leído o lo aprendido se comenta y poco se escucha a los demás. Sheikh Burhanuddin nos dijo que ni por 100 mil dólares estaríamos dispuestos a cambiar nuestras mentes por las de otras personas. Sería un absurdo por ejemplo tener la mente del portero o del padre, que ocurrencia más loca.  Trabajemos mucho en esto. Nuestra palabra debe ser prudente y ya sabemos todo lo demás y de sobra. Hagamos silencio por una hora, luego por dos y finalmente durante todo un día. Callemos más, hablemos menos; opinemos sólo cuando se nos pregunte y nada más. Descubriremos qué tan dispuestos estaremos para ser humildes. La ignorancia es la causa de nuestro oscurantismo espiritual y ella no se disuelve por hablar más, conocer más, contrariar a otros y tener un buen lenguaje. No esperemos a que la cercanía de la muerte nos haga bajar la vista e implorar a Dios su misericordia. No esperemos a que nos rinda una enfermedad, siendo ella sea la causa por la cual disminuimos la altivez de nuestra mirada y el orgullo de nuestra mente. No permitamos que la parálisis, ocasionada por la llegada de la vejez, sea el medio a través del cual callemos y escuchemos por fin a los demás. He visto seres altaneros rendidos por el dolor y a través de él, sus miradas tornarse compasivas y muy amorosas, pero ya a poco tiempo de su muerte. ¡¡¡No esperemos, no esperemos que eso nos suceda!!!

He sido invitada a orar, a agradecer más y a hablar menos. Desde que perdimos esa predisposición reverente hacia el Creador, el ego se ha instaurado supremo y el orgullo intelectual triunfa a cada instante. Oremos mucho, pero al hacerlo, inclinémonos, así nuestro corazón estará arriba de nuestras cabezas, nuestro amor en supremo rango sobre nuestro intelecto; hagámoslo todos los días, sin falta. Y todo vez que estemos posternados, entregados, pidamos perdón, perdón por un pasado iracundo, ruin, murmurador, avasallador, no sólo de esta, sino de pasadas encarnaciones. Orar debe convertirse en un acto de agradecimiento y nada más, por lo tanto dejemos la costumbre de pedirle a la Divinidad cosas para el ego, tal vez eso no sirve de mucho, ya que todo lo que llega o no llega a nuestras vidas, nosotros mismos lo hemos convocado. Por ejemplo es un absurdo pedir por salud inmediata, cuando hemos descuidamos nuestro cuerpo y lo hemos sometido a fuertes emociones o exceso de trabajo. Es poco sensato pedir abundancia material cuando por años, la mezquindad ha campeado triunfante es nuestras vidas. Son algunos ejemplos porque hay muchos más. El pedir no debe ser un asunto prioritario ahora, lo esencial es agradecer, así mayor humildad no podemos desarrollar.

Salgamos de nuestras casas con una sonrisa: no importa el clima, ni el tráfico, ni el jefe iracundo… Agradezcamos por eso y por mucho más, porque todo lo que nos acontece está mostrando todo el poder creativo individual y es la manera en que vemos la realidad, de lo que llevamos por dentro. Es un hecho que todos los acontecimientos, pasados y presentes, fueron traídos a la existencia por nosotros mismos y no recibimos, sino solo aquello que somos capaces de soportar. El jefe cascarrabias con el que debemos lidiar todos los días, muestra que esa emoción la llevamos dentro y no lo hemos querido aceptar; el colega envidioso y murmurador es una evidencia de nuestra faceta maledicente que dormita y no hemos visto claramente. Todos los que están a nuestro alrededor y nos producen rechazo: el taxista imprudente, el gobernante corrupto, la actriz lujuriosa y vanidosa, son nuestros espejos y están ahí, sólo para que descubramos esas facetas y no las sigamos alimentando más. Agradezcamos pues, por ellos de ahora en adelante y observémonos mucho para descubrir en que momento manifestamos la imprudencia, la lujuria y la envidia. Cuando descubramos todo eso en nosotros y muchos sentimientos más, los podremos controlar; entonces otros personajes aparecerán en nuestras vidas: los clementes, los pacientes, los llenos de fe y alegría, los intachables e incorruptibles y los amantes de Dios y su creación. Todo el escenario cambiará a nuestro alrededor. Somos la llave de nuestra propia desdicha pero también la llave que nos conduce a la felicidad. Busquemos dentro de nosotros, la solución al conflicto, el remedio a la discordia y a la guerra. Y si lo hacemos de manera sincera, llegará la luz que está esperando por nosotros, desde tiempos inmemoriales, esperando por nosotros...

Súmasele a la oración, la meditación, como los dos ejercicios espirituales destinados a envilecer el alma en el Sublime Creador, en el Absoluto, fuente de todo lo que ha sido, és y será. Los dos, atacarán las raíces más profundas del raciocinio personal avasallante, que roba la gratitud, la escucha atente, la veneración y la humildad. Seamos más humildes y cada día, más y más. Acallemos al sabelotodo, al prejuicioso, al crítico, al murmurador, a todo ese conglomerado de  pensamientos y deseos, que no llevan a pensar que estamos por encima de otros, que somos más competentes, más conocedores, los mejores guías, las lumbreras del sentir, los faroles donde otros deben dormitar, las estaciones donde los demás deben actuar… La falta de humildad nos hace creer que a Dios le quedó grande su universo manifestado y que somos sus mensajeros poderosos que lo solucionan o evitan todo. Nada más engreimiento he podido sentir.            

En este momento el núcleo en Colombia, al que pertenezco, es una unión de cuatro linajes: Shivaismo Advaita, Kabbalah, Sufismo y Gnosticismo cristiano. El Shivaismo Advaita, es el más antiguo y se remonta a una antigüedad de más de 5000 años. Toda su enseñanza está dispersa en el hinduismo, el shivaismo, el budismo, el yoga y la vedanta. Como Maestros presentes en este torbellino de luz y de este linaje, están los Kumaras, siendo uno de ellos el Maestro Kathar, llegado a la Tierra hace más de 18 millones de años. Los discípulos de los Kumaras fueron los Siddhas del Sur de la India: Agastyar, Boganathar, Patanjali yTirumular, más los discípulos de todos ellos, siendo uno Mahavatar Babaji Nagarat. De Babaji nos llega la fuerza de Sri Aurobindo y Madre, más la presencia de Paramahansa Yogananda y sus antecesores. No está de menos mencionar a todas las deidades de la India –Shiva, Vishnu y Brahma- y sus Avatares correspondientes: Rama, Krishna, Shankara y Gorashnat, irradiando todos sus poderosas virtudes divinas. El linaje Kabbalista lo encabeza Shimon Bar Yojay, Rabí Akiba y todos sus discípulos. Jesús es el supremo Maestro del gnosticismo cristiano y Maulana Sheikh Nazim del linaje sufí; por eso llego a Colombia su discípulo Sheikh Burhanuddin junto con su amorosa esposa Hajj Hamidah, experta en el eneagrama sufí. Te invito a conocer algunos de esos Maestros y sus enseñanzas. Léete en este mismo blog los artículos “De cooperaciones y auxilios”, allí los descubrirás.

Estos Maestros podrán llegar a ti, si tienes grandes inquietudes espirituales y comienzas a cambiar internamente. Todos los Maestros tienen acceso a ti y a todos los colombianos, ya no hay que ir a los Himalayas y como desde hace un tiempo he dicho y es un hecho: ¡¡Los Himalayas se vinieron a Sur América!!  Hazte un colombiano diferente y un sembrador de luz en este lugar que tanto lo necesita. No sigas pensando que otros tienen esa responsabilidad. Sé protagonista de un cambio de perspectiva, como yo que en este momento estoy precipitando a mi vida un bello escenario, con almas compañeras del pasado que llegaron y se quedaron: Monica, Martha, Sonia, Gabriel, Patricia, Alipur Karim, Adriana, Olga, Ingrid, Rocío, Juanita, María del Pilar, Sandra Milena, Sandra, Otoniel, los dos Ismael y Mary, entre otras. Estoy viviendo un gran protagonismo, como un cuento de hadas, representando el lado positivo de la magia y luchando contra el obstáculo al bien: mi propio ego. O me siento como la heroína, luchando contra el dragón, que amedrenta a una comunidad. Haz que eso también acontezca en tu vida. Porque el amante duerme y está pronto a despertar a su amada doncella. Porque el escogido está esperando que lo descubran para liberar a su pueblo de la tiranía de un rey avasallador. Porque Dios dormita y espera que le muestres su faceta de benevolencia y consolación. Ven, ven a ser un factor de cambio para este mundo desolado por el dolor, la vanidad y la guerra. Ya está bueno de tanto sufrir. ¿No quieres formar parte de este movimiento de luz? Ya está bueno de tanta ambición y tiranía, no sigas siendo parte de eso. Los maestros esperan y Dios escucha a quien lo llama. Llama al Maestro a tu vida, es un momento especial de hacerlo, todo conspira para ello; se ha volcado nuevamente la luz a esta parte del planeta. Hay una tregua de las fuerzas del mal y los poderes del bien están potentes, alertas, esperando por ti, esperando por ti.          

         
   


sábado, 20 de febrero de 2016

¿LE LLAMAS A LO ESPIRITUAL, ESPIRITUAL?

Ahondando en las observaciones de proyecciones mentales, emocionales o físicas de nuestro  diario vivir, Kriyananda ofrece estas reflexiones, tan sólo para ofrecer propias conclusiones, de muchas otras tantas que se pueden argüir.

Para dar una respuesta, digamos sensata, a la pregunta ¿Le llamas a lo espiritual, espiritual? debemos definir qué somos en realidad, porque sólo así entenderemos de qué trata aquello de la fe, la pureza, la paz y la justicia. Somos Espíritus o sea Luz, pero recubiertos de estructuras que nos permiten funcionar en este mundo y en otros más sutiles. Al estar supeditados bajo una determinada forma, nos percibimos como entes individuales que poseen un sello de identidad. A eso se le conoce como Alma Individual. Esa manera de llamarnos, de ser, nos permite desplegarnos, funcionar o hacernos consciente de ciertas y variados escenarios, siendo éstos llamados mundos, locas, niveles o planos. Cuando reposamos en unidad perfecta con Dios, en eternidad e infinitud, somos Espíritu puro y sin apego a nada. Cuando ejercemos papeles individuales en niveles menos sutiles, o sea más lejos del núcleo divino, nos vestimos de algo con lo que nos identificamos, bien sea un nombre, una forma, una estructura o una manera de ser. Esa entidad revestida de espacio y tiempo, alejada de la eternidad, es llamada el Alma Individual.

La connotación espiritual pierde ese sentido cuando el Alma se identifica con el rol, el escenario y los elementos que lo conforman. Por ejemplo, la mayoría de los hombres se identifican totalmente con la percepción sensorial y asumen que los órganos de los sentidos, propios de su cuerpo físico, son los únicos instrumentos que le permiten conocer el mundo en el que viven. Se encuentra en esta condición la gran masa de hombres y mujeres: científicos, amas de casa, eruditos, no estudiados, creyentes, ateos, buenos, malos, ricos y pobres. Es la situación en donde mayor identificación el Alma tiene con un cuerpo determinado. Si a ti te preguntan qué eres, contestas siempre con un sello de identidad: mi nombre es fulano de tal y soy abogado, odontólogo, médico, empleado o muchas otras denominaciones más. Bajo esta perspectiva nos percibimos separados de otros y ponemos como Rey de nuestra vida al cerebro, ya que él nos permite ver, tener una noción del mundo que nos rodea, aprender y recordar. Un velo muy pesado existe entre la forma y el Espíritu, originando un ser, inconsciente de su divinidad, con dificultad para acceder al encuentro con su Creador.    

Otros han despertado sus sentidos extrasensoriales y perciben también energías supra físicas. A tales personas se les llama psíquicos o médiums. Tan sólo ven en un nivel superior al físico y no por ello dejan manifestar totalmente a su Espíritu. Se conforman con sólo ver y a veces se sienten más cercanos a Dios, más espirituales, pues tan sólo son conscientes de las fuerzas ocultas que superan la materia, la mantienen viva y en un orden perfecto. Y ese mundo es más amplio en habitantes, energías y leyes. Está colmado de millares de formas. Allí reposan las emociones humanas en determinado color y aspecto y serán muchas, porque ¿Cuántas emociones experimentamos a cada instante? Tal vez más de diez. En ese mundo, llamémoslo escenario astral o de deseos, abundan otros seres: Angeles y Luciferes, Arcángles y desencarnados humanos, los guías de los animales y muchas otras fuerzas más. Si acaso se nos abren estos sentidos el espectáculo que observamos es sobrecogedor, hipnótico, abrumador. Muchos meditadores quedan atrapados en sus marañas y fuerzas, tan grande e irreales como las energía físicas y aún más. Dile a un psíquico lo siguiente: “Hey mira viene un iluminado a dar algunas pautas para develar a Dios” Este contesta: “Ohh no lo creo yo lo veo a cada instante”. Más prisionero que un psíquico, atrapado en la identificación con esas fuerzas, no hay en este mundo, mucho más que un científico lógico y racional. A veces retrasan mucho su trabajo espiritual y potencian con mayor poder la fuerza de su yo o ego. 

No somos espirituales por tener una creencia y cumplir sus rituales o exigencias. Nos apegamos a nuestra condición de católicos, protestantes o budistas y asumimos que en esa religión encontraremos a Dios. La creencia reposa en la mente y en esta condición, nuestra Alma se identifica con ella. Entonces si creemos en un determinado dogma, no nos debemos considerar seres espirituales, ya que asumimos que nuestra creencia es única, mejor y diferente de la de los demás. Si eso fuera cierto, ya seriamos una raza de hombres dignos, morales, justos, pacíficos, leales, tranquilos, humildes porque lo religioso es tan antiguo como la existencia del hombre en este mundo. Una identificación cerrada y obstinada en una creencia o religión ha conducido al fanatismo y junto a éste al dominio de unos pocos sobre millones de hombres, a guerras, al separatismo, al desprecio y a la muerte violenta de muchos creyentes. Hemos de tener claridad sobre el verdadero papel de la religión, y es dada al humano para despertar en él unas ciertas condiciones personales que le despierten su responsabilidad con la comunidad en la que nacen y pueda vivir en paz y armonía con sus semejantes. Además, detrás del dogma dirigido a las masas, llamada religión exotérica, reposan verdades ocultas, disponibles a los pocos que despiertan su anhelo verdadero por Dios. Así la Kabbalah es el camino oculto del judaísmo, la Vedanta del hinduismo, el gnosticismo místico del cristianismo y el sufismo del Islán. Esas corrientes ocultas es lo esotérico y reservado, disponible a los ardientes buscadores de espiritualidad y sólo allí se puede beber de una guía suprema, sin peligro de caer nuevamente en el fanatismo y el espejismo de superioridad, propio de algunos grupos o fraternidades mal llamados esotéricos que dispersaron sus doctrinas a principios del siglo IX, sin el correcto discernimiento llegado a través de un Maestro Espiritual, de aquel que representa un linaje de una fuente oculta y verdadera.                   

El fanatismo mental no es sólo por la creencia sino por el apego a aquello que se estudia y se guarda en la memoria. Un intelecto elevado no significa que se está ante un hombre espiritual. Podremos tener mejor memoria, pero no seremos los más inteligentes. El intelectual sólo acude a sus recuerdos, a ese cúmulo de datos, experiencias, remembranzas, definiciones y conceptos y tan sólo muestra una profunda identificación con el pasado. Como dijo un sabio: “Nos convertimos únicamente en seres que nos recordamos, no en humanos que aprendemos”. Evocamos con tristeza los momentos en que fuimos maltratados o contamos con alegría aquellos días felices y llenos de victorias ganadas. El pasado es otro velo, con el que nos identificamos constantemente y es uno de los escenarios humanos más decorados, más apetecibles y por lo tanto con más peligro de quedar atrapados en él. Tal vez por eso convertimos a nuestra vida en un drama que todo el mundo debe conocer. Relatamos con todo detalle las emociones experimentadas en momentos críticos. Contamos las palabras expresadas en situaciones de intercambio con los demás. Gesticulamos con nuestros rostros o manos el dolor experimentado o la felicidad vivida. Nos sentimos protagonistas y la mayoría de las veces las víctimas de las circunstancias y poco nos interesa, o saber si ante los demás somos antagonistas o  personas poco apetecidas.

Cuando el drama individual copa todos los momentos de la existencia, nuestras conversaciones girarán siempre en torno a: “yo hago”, “yo sé”, “yo siento”, “es mi casa, es mi esposo”, “me gusta tanto…”;  “odio eso”, “de niño fui”, en mi casa materna me…”. Eso demuestra que existe una fuerte identificación con nuestro pasado, con nuestro nombre y apellido, con nuestra familia, y lejos nos encontramos de precipitar la presencia del Espíritu y sus estrategias, para tener una correcta guía, desarrollar humildad y ser más espirituales. Una identificación absoluta con la mente nos puede conducir a desarrollar un gran orgullo intelectual. Acá nos perdemos en nuestros conceptos y sistemas de pensamientos. Cuando nos dicen: “Oye!! Te cuento esto que yo no sabía”. “Espera, escucha lo que leí”, por lo común respondemos: “Ahh eso… eso yo ya lo sabía, nada nuevo me dijes”.  “!!No me extraña eso que me cuentas y no siento maravilla ante lo que me descubres!! Sí siempre tenemos una respuesta, una oposición, un concepto personal, a lo que nos dicen o narran los demás, estamos fuertemente identificados con nuestra mente y así no nos maravillaremos de nada y no estaremos atentos a la manera en que Dios nos habla a través de los demás. La sabiduría popular dice “Dios habla a través de los tontos” y los tontos son aquellos que consideramos ignorantes o menos, cuando tenemos orgullo y vanidad intelectual. El apego con el conocimiento nos torna reactivos y en el intercambio con los demás siempre nuestra mente compara, acepta o rechaza y expresa su conformidad e inconformidad. El hombre espiritual calla y escucha, controla su cotorreo mental y mira al otro con respeto y sólo habla si le preguntan o piden su concepto. Pero en la mayoría de las conversaciones humanas frases tan sonadas como “No estoy de acuerdo”, “Me parece sensato”, “No tienes razón”, “No deberías decir eso, ni siquiera pensarlo”, son las que constantemente se escuchan. Propongámonos por un día no reaccionar ante lo que expresan los demás y veremos lo difícil que esto puede ser.

Cuando ayudas a otros, cuando apoyas sus asuntos personales, cuando copas sus necesidades, sabes muy bien el motivo por el cual lo haces? Existen  personas con “acciones muy bondadosas”, tratando siempre de copar las necesidades de alguien u ocupándose de aconsejar cuando otro yerra en sus elecciones y acciones. “Mira, toma este medicamento, te ayudaría a tu enfermedad”. “Oye, asume esta postura sana y te irá mejor”. “Escucha, no hagas eso, no hagas aquello”. “Perdón, te traje este regalo, porque vi que te falta en tu haberes”. Tal vez esta necesidad de salvar, de redimir a otros, presagia una culpa, una culpa que no se ha visto de frente y con sinceridad. O puede que se espere recibir un reconocimiento de otros al escuchar frases tan anhelantes como: “Qué bueno es”, “Cómo se mueve a ayudar y complacer” “Sólo piensa en los demás y no es sí mismo”. Y salen de sus labios expresiones como… “Para los demás todo, para mi nada, eso me hace feliz”. No obstante ese mismo ser, ante otras personas puede asumir posturas opuestas. Llega a un lugar y expresa su crítica e intolerancia y pierde por instantes, su aparente sentido de bondad hacia el mundo. Eso se concluye porque desea imponer sus criterios, hacer que los demás sientan que han vivido con irresponsabilidad sus vidas, hacer caer en cuenta a los otros, que a pesar de sus años, no han sabido ocuparse de sus necesidades. Es eso altruismo y compasión hacia todo lo creado? No, son únicamente identificaciones pasajeras con ideales de bondad y misericordia, y precipitan antagonismos, posturas aparentemente contrarias, que no se deben sostener y a las cuales no hay necesidad de fortalecer. Observemos en nosotros esas cosas y reflexionemos profundamente, porqué algunos que se llaman espirituales, están socavando esa creencia con sus actitudes, moviéndose en polos opuestos. El mundo no está ahí para que tratemos de cambiarlo a nuestros acomodos individuales. Lo que vemos y hacemos, solo está en nuestra imaginación y no fuimos  lanzados a este nivel para enmendar los aparentes errores del creador. No tenemos el control de la vida de los demás y no debemos pretender coronarnos siempre como héroes, dando a todos, lo que creemos les falta en su vida. A veces esta identificación con el ideal de bondad es la manera de evadir un mundo oculto personal, en el que no queremos lidiar con nuestra violencia, nuestra ira, nuestra maldad y nuestra sombra.  

Examinemos el asunto del amor. Desde niño hemos soñado con amar y ser amados, con dar y recibir a cambio. En nuestra imaginación sabemos que las relaciones deben ser bilaterales o sea un intercambio de fuerzas y cualidades. Uyyy eso nos haría felices, plenos, llenos… Más la realidad muestra que las cosas no suceden así. Puede que tengamos a nuestro lado a alguien haragán, volcado a su propio bienestar, viviendo solo de nuestro trabajo y fuera de eso, gozando de nuestros bienes, de nuestra entrega, de nuestra casa, de nuestro dinero. Decimos que lo amamos, que no podríamos vivir sin él o sin ella. Y eso es meritorio y tal vez muestras amor real. Pero, a la menor oportunidad, cuando salimos de su núcleo de influencia, en el encuentro con otros, con nuestro terapeuta, con nuestro odontólogo, con nuestro jefe, con nuestros empleados o con nuestro amigos se termina esa aceptación amorosa y exclamamos nuestro inconformismo, por no recibir, por ser demasiado complacientes, por no mostrar frente a él o ella nuestro sufrimiento al no ser correspondido. Es eso amor? O más bien miedo al qué dirán, miedo a la soledad, a condenarnos en una terrible vacuidad de afecto en nuestra madurez?. Amamos pero al mismo tiempo vamos odiando y eso finalmente, eventualmente, nos llevará a dos cosas. Una, a soportar la relación con aparente dignidad, pero adentro con una terrible ira, lo que nos llevará a culminar en un adulto lleno de tristeza, amargura e infelicidad. Otra, a madurar, a tratar de buscar en nosotros la debilidad que nos permite el control, la manipulación y la indolencia. Eso nos facilitará descubrir que sólo en nosotros está la fuerza del complemento, la que nos llenará el vacío afectivo y nos encaminará al equilibrio y la estabilidad interior. Y puede que decidamos seguir al lado de ese ser, pero nuestra actitud será diferente y lo amaremos en realidad tal como es, aceptando con dignidad las limitaciones que el aparentemente nos proporciona. Así que hasta en la manera de amar nos identificamos con ciertas posturas afectivas que no muy sanas.  

Las pautas que marca el colectivo puede convertirnos en imitadores y también nos muestra ocultas identificaciones que llevamos a cuestas. Si nacimos en ambientes agresivos y nos quejamos constantemente por ello, es porque aún en nosotros hay posturas guerreras y violentas. Como, cuando nos salimos de casillas, porque no nos atienden rápido en los bancos o cuando perdemos la cordura, porque alguien nos rebasó en la vía si vamos conduciendo nuestro auto. Si la corrupción nos ronda día a día y sufrimos por ello, eso lo llevamos dentro. Si la deshonestidad nos desvela, puede que dentro de nosotros haya una sombra de mentira y traición. Si jugamos con el tiempo de los demás e incumplimos constantemente nuestras citas y promesas, llevamos un gran egoísta por dentro, que sólo piensa en sus propias obligaciones y le da preponderancia a su propio bienestar. El ser espiritual observa y trabaja calladamente. Acepta lo que sucede con dignidad y sin ninguna crítica o queja. Atiende sus posturas día a día y ve en qué momento reluce alguna faceta oculta, que siempre quiere evadir. Desarrolla paciencia y no busca justificar sus errores, sus emociones desbordadas, ni da explicaciones a nadie de sus problemas o del origen de sus desventuras. Se escuchan algunas cavilaciones en los buscadores espirituales tales como: “Huyy ese jefe que tengo, coarta mi libertad, mi capacidad de decidir y me maltrata. Quién sabe que le hice en el pasado; o sea, en otra vida”. Puede que eso sea verdad, máxime cuando se tiene la creencia de que todo es karma. No obstante no todo se origina en otra vida. Si llegan personas testarudas, cerradas y obstinadas a nuestras vidas, puede deberse a obstinaciones y posturas psicorrigidas, de esta misma vida, tal vez de algunos años atrás, cuando se tuvo 20 o 30 años. Todos precipitamos condiciones desfavorables por nuestras actuaciones presentes, no únicamente por el legado de un pasado. Así que liberémonos de esos cuentos de que todo tiene conexión con otra vida, porque si no, siempre justificaremos que aquello de transitar el camino hacia la luz, es imposible. El hombre espiritual ha terminado con la queja y no se escucha en él expresiones tales como: “esté clima!!, “tanto ruido!!, “sabiendo que odio el pescado, me invita y eso me da!!” “Ayyy ese padre que tengo y por culpa de él…!!! ¡!Me duele todo!! ¡!Esta vejez!!. 

No somos espirituales si buscamos a Dios y a un Maestro que nos muestre el camino para disolver o aniquilar la fuerza del ego; o sea, para liberar a nuestra Alma de la identificación con la estructura sensitiva, con las emociones a con los pensamientos. Buscar es sentirse diferente y separado de Dios; una mera persona, moviéndose en un determinado espacio, limitado a unos pocos movimientos. Hemos de saber que detrás de todas las estructuras, de las falsas identidades, subyace la Divinidad. Si nos percibimos separados es porque creemos que somos un cuerpo que se mueve, siente y piensa, en una sucesión de momentos especiales y espacios determinados. Si somos espirituales, sabremos que el mundo es una creación temporal, pasajera y tendremos la certeza, a cada instante, que únicamente estamos cumpliendo un papel específico, bajo una personalidad determinada, la cual va a desaparecer, porque no es eterna e inmortal. Si somos espirituales rompemos día a día, hora tras hora y segundo a segundo, con condicionamientos sociales, grupales y familiares. Ya no nos preocuparemos por cumplir con modelos establecidos: “que a los 25 años con carrera y diplomados”; “que a los 30 años, casados y con casa; “que a los 40 con hijos, finca y posibilidades de viajar mucho…”

Un hombre espiritual procura enfocarse en el Espíritu y se encamina a revelarlo a cada instante. Pretende sintonizarse con la Luz y sus propósitos reales, armonizándose con Dios y ciñéndose a su voluntad. Ansía entrar en sincronía con el Amor Divino que se acompasa con un corazón noble y puro. Se encamina a manifestar Sabiduría, mediante una mente silenciosa, que reposa en la percepción elevada, libre de separatismos, ilusiones y sueños irrealizables. Solo el Espíritu permanece puro y es atemporal, eterno, sin ligaduras a seres, cosas, personas, dinero, bienes, conocimientos. Cuanto más sabe un hombre, cuanto más tiene un hombre, cuanto más desea un hombre, corre un mayor peligro de identificarse con sus conocimientos, sus posesiones, sus anhelos y sus allegados, ausentándose de la Realidad de su Espíritu, que es Luz Divina. Un espiritualista verdadero comprende que vive  en una ilusión, pero que en ella Dios se recrea en un mundo poblado por hombres, con el fin de otorgarles la posibilidad de actuar conforme a sus designios, de amar de acuerdo a su misericordia y de crear acorde a su sabiduría. Por eso quien busca a un Maestro está lejos de encontrarlo, porque es el Maestro quien encuentra a su discípulo cuando precisamente, éste ha descubierto las trampas de ego; ha descubierto sus artimañas, sus condicionamientos y la fuerza de sus identificaciones. Llamase pues espiritual al que sabe que cumple misiones específicas en determinados momentos, pero es capaz de soltarlas, cuando descubre va cimentando en ellas la única razón de su existencia. Llamase espiritual a aquel que trata de disolver la identificación del Alma con la forma, con la emoción, con el sentimiento y con el pensamiento. Ahora se comprende la expresión del sufí –santo del Islam-, cuando dice que el pedido diario de cada hombre debe ser: “Allah ven a mí, porque yo no puedo ir a Ti”. Y no se puede ir a él, por los asuntos y los dramas del ego y al no desear afrontarlo y disolverlo en las fuentes infinitas del amor. 

Ser espiritual es abandonar el condicionamiento mental que dicta cuando debemos alcanzar ciertos objetivos de vida y nos lleva enfocarnos en una carrera loca por tener, por saber y por mostrar. Es espiritual el que no le teme al qué dirán y rompe sus creencias separatistas, nacionalistas, familiares y sus privilegios personales. Va evidenciando una postura más sensata y cercana al Espíritu, quien se recuerda a cada instante ilimitado, inmortal, libre y vacío de sus contenidos egoicos, o sea identificado, con el mundo de los nombres, las misiones personales, los apegos individuales y los deseos insatisfechos. Ser espiritual es gozar de la vida y ser feliz a cada instante. Implica evidenciar la luz y no la sombra, porque se sale del juego de la dualidad y no se mueve entre la ignorancia y la erudición, entre el valor y la cobardía, o entre el amor y el odio. La sabiduría que brota de un hombre espiritual está lejos de una simple recordación de datos, fechas y libros estudiados. El poder que emana de un hombre cercano a su Espíritu, no depende ni se sostiene por padrinazgos ni amistades poderosas. La humildad de un ser espiritual, irradia paz y un magnetismo que le acerca a las fuerzas Angélicas, a otros Mensajeros de Dios y a sus ayudantes, aquellos cúmulos de fuerzas y leyes que sostienen la creación. Así que un hombre espiritual, sana con su presencia, da comprensión con su palabra y potencia el gozo por su libertad. Un buscador que desea romper la fuerza de su ego, cambia día a día su manera de expresarse y utiliza menos los pronombres como me, mío, yo, tornándose universal, impersonal y abierto al Ser Real, que es el mismo Espíritu. La idolatría, en un ser espiritual, ya no existe y por lo tanto, no se ve a sí mismo como una entidad separada, no percibe a Dios como algo que le pertenece a él y a nadie más y no confía solo en las oraciones o prácticas, en los amuletos y la doctrina.
      
Cuando ves la guerra en las calles y la corrupción de tantos, te has preguntado en cuánto has contribuido a potenciar la agresividad y la traición en el mundo, por tus actuaciones egocéntricas? Cuando ves a un mendigo en la calle y destruido por sus vicios y abandonos, te has preguntado cómo a través de tus propias indulgencias, alimentantes a una voluntad débil, que se lanzó a vivir bajo la fuerza de sus deseos incontenible? En el momento en que ves muchos árboles caídos y secos, has investigado de qué forma, precipitaste un ambiente estéril y árido, que permitió la muerte de todos ellos? Has pedido a Dios perdón por tantos errores cometidos, defendiendo tus creencias, hábitos y deseos personales? Has derramado lágrimas de arrepentimiento por ser haber sido parte de conspiraciones, guerras, traiciones y crueldades? Como dijo un Sheikh –iluminado del Islam-: “Estamos viviendo en este planeta, no precisamente porque no hayamos portado muy bien”. Y no hay conspiraciones intergalácticas, como creen muchos, que atenten contra nuestra vida y la vida del planeta. Y qué buscarían en este lugar? Un sitio que sufre de inclemencias climáticas, lleno de hombres perdidos de su núcleo espiritual, enfrascados en el tener y no en ser? Así que arrepiéntete de corazón por todo el mal esparcido con tu egoísmo y crueldad, ya que eso habla de un corazón arrepentido que desea enmendarse.  

El caminante que se siente asfixiado del ego, no abandona la lucha por sus crisis personales, o si no, no es serio en este asunto. Y día a día se promete ser mejor que el día anterior. Y noche a noche, se pregunta por aquello que le impide abandonar la esclavitud de su Alma y mostrar una personalidad con un buen carácter. Adelante amigos lectores, volquémonos todos a develar a Dios, mediante una visión clara de las cadenas que atrapan nuestras Almas y le impiden alcanzar los escalones supremos, que la conducen a las entidades y fuerzas que dan consuelo, alivio, perdón, misericordia. Seamos valientes en la exploración interna y dejemos que los sentidos dejen de explorar únicamente lo externo. Las prácticas espirituales por excelencia se han enunciadas en estos tres últimos párrafos y ellas son el ábrete sésamo que nos conducirá a la presencia del Maestro, porque nos darán una mente silenciosa, libre del cotorreo interno y del parloteo externo, enfocada en el eterno presente, donde reposa la Inteligencia Suprema y sus mensajeros, quienes se movilizan cuando el semáforo del buscador sincero ha cambiado de color.

El Maestro es el ábrete sésamo a otras dimensiones, porque nos dará las claves para nuevas luces e indicaciones y de esta forma podremos subir peldaño a peldaño hacia el Trono Divino, la total libertad, la suma de todas los Gozos, el alcance máximo del Alma. En todos nosotros, dormido y esperando su despertar, está El Espíritu, puro inalterable y el pasaje a la dicha eterna. Seamos valientes porque la ola espiritual pondrá decaerá nuevamente y perderemos la oportunidad. ¡Seamos valientes!


TARIQA KHALWATIYYA Y EL DESBORDE ESPIRITUAL SOBRE EL MUNDO
Artículo No. 20 de la serie “Cooperaciones y auxilios”




TARIQA KHALWATIYYA YERRATI

El Sheikh Sirajuddin Umar al-Halveti (1347), descendiente directo de Ali y la Cadena de Oro, fundó la tariqa Halveti, Jalwatiyya o Khalwatiyya. El linaje se abre a partir del Sheikh  Al-Gazali y continua con Mimshad Dineveri, pasando 12 Maestros hasta llegar a Umar al-Halveti fundador de la tariqa. La orden toma su nombre de la palabra árabe Khalwa que significa “método de retiro o aislamiento del mundo con fines místicos “. Sus prácticas características incluyen ayuno, silencio, vigilia, aislamiento, meditación, limpieza ritual permanente y completa devoción al Sheikh. Es conocida por la estricta formación ritual de sus derviches y su énfasis en el individualismo.

La tariqa fue fundada en el siglo XIV, en la ciudad de Herat en el Khorasan (ahora ubicado en el oeste de Afganistán). A partir del Sheikh Yahia Shirvani (1457), discípulo de Umar al-Halveti, la tariqa se diversifica en varias subramas con tres de sus discípulos: Muhammad Erzinjani, Yusuf Shirvani y Umar Rushani. De Muhammad Erzinjani se derivan tres subramas: Ahmadiyya, Jemaliyya y Syrian Branch. De la primera surgen otras cuatro subramas: Sinaniyya, Ussakiyya, Misriyya y Ramazaniyya, y esta última culmina por un lado, en la khalwatiyya Jerrahi y, por otro, en la khalwatiyya heyati. Fue Nureddin Al-Yerrahi, el fundador de la subrama Yerrahi y en el presente está bajo la guía de Tugrul Efendi quien reemplazo a su Maestro Sefer Dal Efendi, (1926-1995) Sheikh que ostenta la posición vigésima a partir de Yerrahi. El Gran Sheikh Muzaffer Ozak al-Yerrahi (1916-1985) de Estambul, también conocido como Muzaffer Efendi, y 19avo descendiente, llevó la orden al continente americano en la década de 1970. En Nueva York el periodista Lex Hixon recibió la iniciación a la tariqa y adoptó el nombre de Nur Al-Anwar Al-Yerrahi. Al morir el Sheikh Nur, la orden quedó a cargo de Fárija Al-Yerrahi, a quien Muzzaffer Ozak también había investido con el rango de "Sheikha".   






 Nureddin Al-Yerrahi (1678-1721) nació en Estambul y a los 19 años de edad conoció al Sheikh  Alauddin Kostendili en una ceremonia del dhirk. En ese momento experimentó un éxtasis que lo llevó a unirse ese mismo día al círculo de los derviches Khalwatiyas. Devolvió sus ordenes reales, el puesto de Ministro y dejó a su familia bajo el cuidado de sus padres. A la edad de 27 años fue declarado Sheikh. Su Maestro le envió a enseñar a Karagumruk en Estambul, lugar que se convertiría más tarde en la sede principal de la orden Yerrahi. Su llegada fue anunciada 300 años antes en el libro “Rango de los santos”, escrito por el sheikh Ahmed ibn U’zman Sharnubi. El pasaje dice lo siguiente: “Sayyid Nureddin Yerrahi, es de Estambul y aparecerá en el 1115. Vivirá 44 años. Uno de sus milagros será que verá su estación en el cielo mientras está en este mundo y entrará en el Paraíso directamente después de su fallecimiento. Las súplicas de aquellos que le visitan y aquellos que rezan en su presencia, son aceptados por Allah”

En la página de la orden sufí Halveti Yerrayi aparece un artículo denominado “Un Sendero de Amor”, un mini tratado sobre la Creación con fin de entender la obligación del ser humano en la tierra. Dice así:
“El Universo comienza con la orden de Allah, quien dijo: “¡Kun!” (Sé) y la Creación fue creada. Esta palabra está compuesta por dos letras: ka y nun. La primera viene de kemal, que es perfección, y la segunda, nun, es el comienzo de la palabra Nur o Luz Divina. Esa Luz es lo primero que aparece, la Luz Primordial de la cual todo emana. Llamamos a esa luz “La Luz de los Profetas”. Todo lo que ha sido creado procede de esa Luz, el resto de la Creación. Las almas estaban muy cerca de Él al momento de ser creadas totalmente absorbidas por Su imagen, bañadas por esa luz Divina que nació con la palabra ¡KUN!. En un momento, Allah le pregunta a las almas: “¿No soy Yo vuestro Señor?” y de esas palabras, de esa voz que no tiene ni tiempo ni lugar surge el comienzo de los sonidos, la esencia de todos los sonidos que existen. Toda la música sagrada proviene del sonido de la voz de Allah al comunicarse con las almas. Toda la música que eleva al alma y al corazón proviene de esa semilla.


Las almas permanecen por milenios en la presencia de Allah y en cierto momento Allah les ordena que comiencen a descender hacia Su Creación material, a esta existencia, a esta creación. Y las almas comenzaron a descender y se mezclaron con los cuatro elementos básicos, y en ese descenso pasaron por el agua y se humedecieron, luego pasaron por la tierra y se enlodaron, luego pasaron por el aire y el lodo se convirtió en arcilla y finalmente pasaron por el fuego, donde se convirtieron en una vasija de arcilla modelada por el fuego. El alma quedó entonces encerrada en esa vasija, que no es otra cosa que nuestro cuerpo, y esa es nuestra existencia.

El ser humano tiene entonces el espíritu hecho de la esencia de Allah, y el resto del cuerpo de estos cuatro elementos de los cuales este Universo ha sido creado. Nuestra prueba es ir a través de esta vida buscando el regreso a ese momento tan hermoso en el que las almas estaban frente a Él. Este cuerpo es el burro que nosotros debemos montar durante la trayectoria en esta vida. Ahora la pregunta es cómo podemos regresar a Él. Allah nos ha dado dos cosas: la voluntad y el pensamiento para poder entender el motivo de Su Creación. Si analizamos los elementos de los cuales estamos compuestos vemos que hay una parte divina en cada uno de nosotros y una parte material. Es decir que nuestra tarea es traer lo divino a esta dimensión y mostrar Sus Atributos a través de nuestras acciones y la búsqueda del conocimiento. Nuestra misión es traer amor, traer compasión, traer misericordia”.

A través del Sufismo y de otras tradiciones místicas, el aspirante desea convertir el plomo en oro, moverse de la esfera del mundo material al mundo espiritual sin abandonar el mundo. Esa es la transformación que el buscador espiritual intenta lograr y el amor... el amor es la regla de oro del transitar hacia Allah. Al respecto continua el artículo diciendo:
“Las Órdenes o Cofradías Sufíes que existen, alrededor de 400 en el mundo, invitan todas ellas a que el sufí trabaje y sea mejor esposo, mejor esposa, mejor madre, mejor hermano, mejor hermana, mejor hijo e hija que el resto, simplemente porque trabaja en eso. Trabaja por Amor a Allah. El Sheikh Sefer Efendi decía: “El derviche mantiene sus manos en el mundo y su corazón con Allah de manera permanente”. No es necesario encerrarse para caminar y transitar un Camino Místico. Es necesario estar en este mundo, porque si no ¿cómo vamos a saber cuáles son las diferencias, como vamos a tener experiencias entre una cosa y otra? “Estar en el mundo pero no ser tentados por este Mundo”, es una máxima que debe recordarse siempre.

“Muchos de los grandes Sheikhs sufís no sabían leer ni escribir, y al mismo tiempo nuestro Profeta Muhammad dijo: “Busquen conocimiento, y si es necesario lleguen hasta la China para obtenerlo”. El conocimiento al que él se refería no era solamente el conocimiento de cómo funciona el universo, de cómo es este mundo, sino el conocimiento interior. La verdadera sabiduría es aquella que aplicamos y sobre la cual actuamos. Adquirir conocimiento y no usarlo es ser equivalente a un burro, a quien todos los días le vamos agregando una rama y eventualmente, la suma de todas esas ramas terminarán por quebrarle la espalda. No sirve. Ese es el método, el cual seguimos. Aprendemos y vivimos en este mundo, tratando de tener nuestro corazón con Allah en todo momento pero trabajando aquí para Su Creación”. 

El progreso espiritual no implica también saber muchísimo sin saber usarlo. El progreso espiritual se mide en la adquisición de la maestría, en cada una de las cosas que aprendemos. ...Como el derviche que deseaba aprender árabe y sólo recibió una lección en la que el Maestro le indico el símbolo de la Alif, que es la primera letra del abecedario árabe. El derviche vio la letra, le dijo “Muchas Gracias”, y nunca más volvió.... Al cabo de muchos meses, apareció nuevamente y el maestro le dijo: “¡Pensé que no te había gustado la lección!”. El derviche le respondió: “¡No, No, No! Lo que me enseñaste fue maravilloso. Huve que retirarme para asegurarme que había aprendido lo que me habías enseñado”. Y el maestro le dijo: “Bueno, como hago con todos los estudiantes, vamos a ver si aprendiste. Por favor dibuja la letra Alif en la pared. El derviche trazó la letra en la pared y al terminar, la pared se derrumbó. El Derviche se había convertido en la letra Alif.




  
Servir a la comunidad de Allah es básico para retornar a Allah. Al hacerlo debemos saber qué es lo que nuestro vecino necesita. No es suficiente para nosotros tener para comer, para beber, para vestirnos y no ser generosos con aquellos que viven a nuestro lado. Amor es la base de todo lo que existe. Sin amor, un ser humano es un cuerpo que ya está muerto. Quien no tiene amor, está muerto en vida, está seco. Es un árbol sin hojas.

Y Quien no tiene amor, tiene el corazón dormido. Con razón Mahavatar Babaji advierte: “Nuestro planeta necesita más amor que conocimiento y más seres que enseñen a despertar el corazón, que solitarios ascetas”.
  
El amor potencia la luz de Allah, como sigue anunciando el artículo:
“Una vez había una Cofradía de Derviches, que con el pasar de los años fue decreciendo en número, por lo que quedaban cuatro miembros: El Sheikh y tres discípulos. Todos ellos fueron haciéndose mayores y veían que nadie se acercaba a interesarse por el Camino. Por supuesto que su preocupación no era morirse, en absoluto, sino que la preocupación era que la Sabiduría de ese Camino iba a cesar cuando el último de ellos se fuera al Más Allá. Alguien les recomendó que fueran a ver al rabino del pueblo, que era un hombre de inmensa espiritualidad, que conocía alguno de los secretos de Allah y que fueran a pedirle consejo. Entonces el Sheikh junto a sus 3 derviches fueron a visitarlo y le dijeron: ”Somos cuatro, y en algún momento partiremos hacia el Mas Allá y no sabemos cómo hacer para compartir este conocimiento. ¿Que nos recomienda usted que hagamos para atraer a jóvenes o de qué manera podemos pedirle a Allah que los envíen?”. El rabino los miró, se sonrió y les dijo: “Miren, yo tengo el mismo problema. Hay muy poca gente que está interesada en el Camino a Allah. La mayoría de los jóvenes están atraídos por el mundo, la música, salir y divertirse. ¿Quién quiere estar hablando de Allah, de rezar, de estar en estado de ablución, del Camino, de unirse a Él? Ellos están preocupados por otras cosas del mundo. Pero, si ustedes me permiten, en mis meditaciones vi que uno de ustedes es el Polo Espiritual de esta época. El que sea el QUTB debería ser quien le pida a Allah que renueve la Orden”. Entonces comenzaron a mirarse entre ellos, y dijeron: “Debe ser el Sheikh, quien está más cercano a Allah”, pero el Sheikh sabía que no era él, y dijo: “Debe ser Ahmed, quien es el que conduce el rezo”. Pero Ahmed pensaba que era Abdullah, quien realizaba el llamado al Rezo. Y Abdullah dijo: “Yo no soy, pero quizás sea Selim, quien es el más humilde de todos”. Al no saber quién era el Qutb, comenzaron a darse señales de respeto unos a otros, y de esa señal de respeto y compasión, el AMOR que existía entre ellos se incrementó, y la Luz de ese AMOR hizo que el lugar donde ellos vivían se iluminara. Con esa Luz de pronto la gente comenzó a llegar para realizar el Dhikr. El monasterio donde vivían, que tenía una plantación de manzanares de los cuales vivían, comenzó a llenarse de jóvenes que comenzaron a transitar ese Camino.

Servir a la Creación de Allah tiene un poder de transformación inigualable. Y conocemos muchos casos, como el de la hija del Sultán Beyazid, quien era muy devota y dedicaba su vida a construir hospitales, escuelas, refugios para los pobres, e hizo cavar cientos de lugares para que la gente que llegaba sedienta pudiera beber agua. Un día estaba construyendo un hospital que quedaba cerca de la Mezquita y fue a ver cómo estaba la obra. Era una mujer de la sociedad y llevaba consigo unos parasoles. Mientras caminaba, miró y vio una hormiguita que estaba caminando por una madera a punto de caerse en un pozo de cal. Con la punta del paraguas, hizo que la hormiga subiera y se salvara. Pasaron los años, y partió al Más Allá. Un día alguien tuvo un sueño donde se la veía sonriente, joven y muy feliz. Esta persona le pregunta: “¿Cómo has logrado estar en ese Paraíso?”, y ella le responde: “¡No! Yo no tengo nada que ver. Esto se lo debo a una hormiguita”.

En la época en la que Bagdad era el centro de la civilización occidental, donde se encontraban las mejores mentes y escuelas, había un Sultán que se llamaba Harun i Rashid que tenía por costumbre salir a caminar. Un día ve a un viejo jardinero que estaba plantando palmeras en un manzanar. Mira lo que está haciendo y le pregunta: “Dígame, ¿Cuánto tiempo van a tardar estas palmeras en crecer?”. El hombre le responde: “De un promedio de 10 a 20 años, y algunas pueden tardar 100”. El sultán le dice: “¿Usted piensa que va a vivir tantos años como para disfrutar de estos dátiles que darán las palmeras?”. Y el hombre responde: “No mi sultán, yo sé que no voy a estar tantos años en la tierra, pero acaso, ¿no estamos nosotros comiendo de los árboles que otros han plantado antes que nosotros?”.

Al sultán le gustó la respuesta por lo que sacó una bolsa con monedas de oro y se las dio. El hombre le dice: “¡Oh, gracias, mi sultán! ¡Apenas he comenzado a plantar las palmeras y ya han empezado a dar sus frutos!”. Al sultán le gustó mucho más esta segunda respuesta y le da otra segunda bolsa con monedas de oro. Y el hombre dice: “¡Oh, Allah, Allah, todavía no he comenzado a disfrutar de esta primera cosecha que ya me das la segunda! Generalmente las palmeras dan frutos una vez al año y ¡esta ya ha dado dos!”. El sultán le da una tercera bolsa con monedas de oro y le dice a sus funcionarios: “¡Vamos! ¡Vamos! que si sigo hablando con este hombre me quedaré sin riquezas”. De Allah nos separan setenta mil velos. Entre nosotros y Él hay setenta mil velos. Entre Él y nosotros no hay ninguno. Aquel que busca lo encontrará.

El poeta dijo:
“¡Oh, buscador! ¿Hacia dónde vas?
¿No ves que no hay un punto de partida
ni un punto de llegada, porque no hay lugar a donde ir?
Lo que tú buscas, está dentro de ti.
Y si puedes ver dentro de ti, ¿Cómo es que buscas algo?
¿O acaso hay algo que exista además de Allah?
LA ILAHA ILLAH LLAH, Nada existe sino Allah.
Entonces si buscas, ¿qué vas encontrar sino a Allah?
Entonces, si Él sólo existe, ¿para qué comenzar la búsqueda?”

Un Sheikh invitó a una fiesta en su casa a las personas más notables de la ciudad, y como corresponde en la hospitalidad musulmana, hay que dar lo mejor a los invitados. Esa noche se prepararon los mejores platos, las mejores carnes, los mejores dulces, pero faltaba un poco de color en las mesas por lo que les pidió a sus discípulos que fuesen por allí, y sin que nadie los viese, le trajeran las mejores flores para embellecer el lugar. Como en todos los grupos, hay algunos que se dedican a Allah más que otros. En este caso, todos estaban celosos del pobre Ahmed, quien era el más sencillo y humilde de todos. Oyeron lo que el maestro les pidió, y al poco tiempo regresaron con las mejores flores, los mejores ramos, y se las presentaron al Sheikh, quien las fue colocando en los jarrones que adornaban las mesas. De pronto apareció el pobre Ahmed con las manos vacías y todos comenzaron a reírse de él. El Sheikh le dijo: “¿Que sucede, Ahmed? ¿Acaso no has oído mis órdenes de que trajesen las flores sin que nadie los viese? Y Ahmed le respondió: “¡Oh, mi Sheikh! Lo he oído perfectamente, pero por donde fuese, miraba hacia todos lados, y en todo momento veía a Allah, que siempre me estaba mirando”.






TARIQA TIJANIYYA



Otra subrama khalwatiyya es la tariqa Tijaniyya también conocida como Ahmadiyya, Muhammdiyya o Ibrahim Hanifiyya. Fue fundada en Argelia en 1784 por Muhammad Al-Tijani Al-Hassani y tiene presencia hoy en Marruecos, Argelia, Mauritania, Egipto, Senegal, Ghana, Nigeria, Níger, Chad, Sudán, Sudáfrica, Indonesia y Estados Unidos. Parte, al igual que la anterior de Muhammad Erzinjani. Muhammad Al-Tijani Al-Hassani (1737-1815), llamado también Polo Oculto y Sello de la Santidad Muhammadiana, creció en un ambiente de fe, conocimiento y santidad. Desde muy pequeño veía al Profeta del Islam y a menudo, en sueños el trazo de su destino. A la temprana edad de siete años ya había memorizado el Corán y luego se dedicó a estudiar las ciencias musulmanas: fundamentos, las ciencias derivadas y literatura, hasta alcanzar una perfecta comprensión de ellas e incluso su maestría. También se interesó por las cofradías sufíes y los secretos divinos, hasta profundizar en su comprensión. Más tarde se inclinó a la soledad, la meditación y el ascetismo, y a los 16 años comenzó a enseñar Corán, Sunna y ciencias religiosas. Un año después viajo a la ciudad de Fez, capital política, intelectual, cultural y religiosa de la zona, donde conoció a grandes maestros y santos, dirigentes de otras tariqas como por ejemplo la Wazzaniyya, Nasiriyya, Siddiqiyya, Qadirriyya, sin afiliarse totalmente a ninguna de ellas. Regreso a su ciudad natal por consejo de unos de los santos, allí profundizó en sus estudios sobre sufismo, meditó en soledad y vivió en el ascetismo. A los 36 años parte a la Meca y en su viaje se afilia a la tariqa Jalwatiyya Rahmaniyya. En Tunéz encuentra al Sheikh Sidi Mahmud Al-Kurdi, quien lo entrena para convertirlo en Qutb de su época, y luego, en la Meca al Sheikh Allah Al-Hindi, quien le heredó su ciencia, secretos, dones y luces. En la misma ciudad conoce al Gran representante del esoterismo musulmán Muhammad Al-Karim Al-Samman y fundador de la tariqa Sammaniyya. 

A los 46 años  Muhammad Al-Tijani Al-Hassani regresa a su ciudad natal en el Magred y allí, durante un retiro espiritual, vio, en estado de vigilia, venir al Profeta Muhammad que le anunció: “A partir de ahora soy tu único iniciador y maestro. Ningún ser humano podrá desde ahora pretender ser tu iniciador. Debes pues abandonar todas las cofradías en las que has participado. Nadie podrá reprocharte nada, ya que seré yo tu intermediario a Dios y también tu auxiliador”. Se convirtió de esta manera en el depositario de la vía espiritual del Profeta, vía que contiene todas las otras vías, y que debía llamarse: Tariqa Ahmadiyya Muhammadiyya Ibrahimiyya Hanifiyya. El Profeta le enseñó las letanías y le dictó las condiciones de su vía. Además le dio este consejo personal: “Mantente en esta Vía sin alejarte del mundo, sin romper la relación con los hombres, hasta que obtengas la estación espiritual que te ha sido prometida, guardando tu estado, sin molestia ni esfuerzo cultual excesivo. Y prescinde de todos los Santos”. Luego recibió la orden y la autorización de llamar a los hombres a esta vía. Fue así como, durante 13 años, propagó su enseñanza y la gente afluía desde múltiples regiones para beneficiarse de su sabiduría y de lo que el Profeta le había confiado. Luego del encuentro con el Enviado de Dios, nunca cesó de prodigar sus enseñanzas y su educación, hasta que, en el día anunciado y tanto predicho durante toda su vida, alcanzó dos estaciones espirituales únicas en la jerarquía de los Santos: la de la santidad y la de intermediario entre los amigos del Profeta y el Profeta. Por eso se le llamó el Polo escondido que será desvelado en el Día del Último Juicio por una voz que clamará: “Este es quien desde siempre os inspiraba los conocimientos, las luces y el poder que vuestro Señor el Altísimo os destinaba. Él mismo los recibía de los Profetas y los distribuía a los Santos para vivificar sus espíritus y guiar sus acciones”.

La silsila continua con Sidi Ali Tamasin (1766-1844 ), de gran santidad y sabiduría quien recopilo gran parte de las enseñanzas de la Vía. Luego sigue con Muhammad Al-Ghali, Sheikh que llevó la tariqa a Africa Occidental, entrenando a Al-Hajj Umar Al-Futi. Continúa con Ibrahim Al-Riyahi (1767-1850) que la llevó a Túnez y Muhammad Al-Hafiz Al-Habib (1759-1830) que la introdujo en Mauritania. 

Sigue con el Sheykh Al-Hajj Umar (1796-1864), el más eminente en el siglo XIX, discípulo de Al-Ghali, erudito consumado, escritor de las enseñanzas de la Vía y activista social, nacido en la actual Senegal. 

La Cadena continúa con dos discípulos de Ali Tamasin: Sidi Ahmad Abdalawi, nacido en 1815 y Muhammad Al-Arabi Sahi (1814-1892) de Marruecos y autor de otra fuente Tijani de referencia. El Marroquí, Ahmad Al-Ayyashi Sukayrij (1878-1944) y Al-Hajj Abdoulaye Niasse (1845-1922) de Senegal, continúan como Maestros de este linaje. Al-Hajj Abdoulaye se vio obligado a huir a Gambia junto con 200 de sus discípulos y los nativos de tres pueblos de Senegal, donde tenía una fuerte influencia. Otro discípulo de Sukayrij fue Al-Hajj Malik Sy (1855-1922) también de Senegal, quien alcanzó un gran renombre, siendo dirigente de uno de los principales centros sufís en la Senegambia. Su legado en Senegal está actualmente bajo la dirección de Mansour Sy y en Estados Unidos en el Sheykh Ahmad Sy que vive en Maryland. Otro Maestro de la tariqa y muy cercano al Sheikh Ahmad Al-Ayyashi Sukayrij es Muhammad Al-Hafiz Al-Misri Al-Tijani (1897-1978) de Egipto quien recopilo manuscritos de las más antiguas bibliotecas de la Meca, Medina, Jerusalén, Damasco, El Cairo, Fez, Túnez, Sudán y otros centros de enseñanza islámica que había visitado. Su fama como erudito llego a los círculos literarios occidentales. Su centro en el Cairo ha sido un lugar de gran refugio espiritual y sus  libros sobre el Sufismo y la tariqa son considerados joyas del conocimiento espiritual. Al morir, su hijo el Sheykh Ahmad Muhammad al-Hafiz, tomó la dirección de la cofradía. 



El hijo de Al-Hajj Abdoulaye Niasse, Sheikh Ibrahim Niasse (1900-1975) de Senegal fue otro sucesor de este legado. Era maestro de Corán, de ciencias islámicas clásicas, autor de muchas obras, educador espiritual y del comportamiento diario en la familia, en el trabajo y en la adoración. Le sucede Sheik Hassan Cisse (1945-2008) su nieto, quien fue un gran erudito, un sufí de mucho renombre y un ser que lucho por la paz entre las etnias en varios países africanos. A su muerte la tariqa quedó bajo la guía de su hermano Sheykh Tijani Cisse, renombrado erudito, gnóstico consumado, entrenador espiritual dotado de una visión sorprendente para guiar a sus discípulos, humanitario comprometido, asceta sufí de gran corazón y el resucitador de la herencia de Tijani en este generación. 
  

De la tariqa Tiyaniyya emana el movimiento espiritual y vivificador conocido como Fayda Tiyaniyya muy bien explicado en el artículo de Zakariya Wright denominado “El concepto de Desbordamiento Espiritual en la doctrina Tiyani”. Se anuncia en el, que fayda es desbordamiento, efusión, inundación o superabundancia y vino a personificar a la comunidad, recientemente conocida como la congregación de la Fayda Tiyaniyya del Sheikh Ibrahim Nyasse. En el Corán fayda se menciona como el desbordar de las lagrimas por Dios con las siguientes palabras: “Pues, cuando llegan a entender lo que se ha hecho descender sobre este Enviado, puedes ver como sus ojos se llenan de lágrimas, porque reconocen algo de su verdad”.  Fayda también se relaciona con avanzar con la muchedumbre de peregrinos de Arafat (2:199): “Y avanzad en tropel con la multitud de gentes que avanzan en tropel, y pedid a Dios que os perdone vuestras faltas: pues, ciertamente, Dios es indulgente, dispensador de gracia”.

 
Los dichos del profeta proporcionan una asociación más explícita que en el Corán, entre este concepto de desbordar, de inundar, de múltiples y de la gracia Divina. Según el Hadit: “En verdad Dios creó el mundo en la oscuridad, después él vertió sobre él Su luz.” La tradición Sufí, especialmente con Ibn Al-Arabi, desarrolló el significado de fayd como la efusión santificada, la auto-revelación de Dios, manifestándose a Sí mismo en la eternidad. El libro principal de la Vía Tiyaniyya, se inicia con las siguientes palabras: “Alabado sea Dios, que ha inundado de las luces a Sus santos, Sus amados y a Sus elegidos. El Sheikh Ahmad al-Tiyani asoció su propia posición espiritual con el concepto de fayd: “Las emanaciones espirituales, las cuáles proceden de la esencia del señor de la existencia son recibidas por las esencias de los profetas; y todo lo que fluye de los profetas es recibido por mí esencia, y de mí se distribuye entre las criaturas de Dios hasta que la trompeta sea soplada”. Así dotó el concepto de fayd con un significado comprensivo de la abundancia espiritual que Dios concede al santo: “La iluminación consiste en la desaparición del velo, y en el acceso de los significados ya mencionados. Esto se llama la inundación porque desborda después de haber estado estancado”. Fayd incluye ciencias, secretos, realidades gnosis y luces.

Los primeros eruditos Tiyani, asociaron fayd con las elevadas estaciones espirituales conseguidas por los herederos del Sheikh Ahmad al-Tiyani, quien lo había predicho en vida: “Una inundación vendrá sobre mis compañeros, de modo que la gente entrará en nuestra Vía en muchedumbres. Esta fayda vendrá cuando la humanidad estará en las profundidades del dolor y de la desesperación.” El santo mauritano Muhammad Al-Hafiẓ Al-Alawi asoció el concepto de fayda con un conocimiento superior del Corán y con la capacidad de despertar los corazones de los durmientes. El sabio marroquí Muhammad Al-Nazifi (1853-1947) ha explicado más tarde: “La Vía Tiyaniyya perdurará, permaneciendo a través de las épocas. Y en los últimos tiempos, dará a luz a la fayda. Entonces la humanidad entrará en grupos, (despiertos) nostálgicos por lo que ellos atestiguan de la conexión Divina que florece”.

En el año 1929, en la noche bendita de la conmemoración del nacimiento del Profeta Muhammad, Sheikh Ibrahim Nyasse proclamó que él era Sahib Al-Fayda (el detentador de la Fayda anunciada) y que ésta emanaría de él. Por eso el año 1929 o 1348 de la Hégira, se conoce como el "el año de la Fayda". En ese momento Sheikh Ibrahim Nyasse tenía solo 30 años, con él había un puñado de seguidores y era el momento de la gran depresión mundial. Sheikh Ibrahim Nyasse publicó su pretensión de poseer al-faydat al-Tiyaniyya con el fin de permitir que el flujo de la Gracia, la Misericordia y el Amor Divinos, pasando a través del Profeta llegará a la creación de Dios. Por supuesto la expresión más alta de este amor es: “Dios permitiendo que Su creación le conozca”. El Sheikh Ibrahim Nyasse enunció una parábola para conceptualizar el flujo de la gnosis Divina a la creación, a través del intermediario del Profeta y de los santos:
“Se ha dicho que Dios es un pozo, cuyo Ser es continuo y sin final” el conocimiento de Dios es el agua, tan preciosa, que no puede ser desperdiciada, pero no puede ser puesta nuevamente, dentro de un pozo que desborda ya; el Profeta es un cubo que nunca necesita de reparación extrayendo el agua del pozo; el Sheikh Ahmad al-Tiyani es el trabajador incansable, que extrae continuamente el agua del pozo y Sheikh Ibrahim, es una cuenco al lado del pozo, un adepto extraordinario que ha recibido tantísimo del camino de la Gnosis Divina, que debe comunicar esta Gnosis a otros o desbordará” .

El Sheikh Hassan Cisse, contemporáneo de Ibrahim, describe a su Maestro Ibrahim como aquel que manifestó la posibilidad de lograr la perfección espiritual en la edad moderna. En verdad el número de seguidores a los que él inicio en el conocimiento de Dios, no tenia precedente, desde la época del Sheikh Ahmad Al-Tiyani. Sayyidi Ali Cisse, el discípulo más cercano de Ibrahim Nyasse y padre del Sheikh  Hassan Cisse, asimismo asoció la posesión de la fayda de Ibrahim con la capacidad de proporcionar la instrucción espiritual a cantidades grandes de gente. Gracias al desbordamiento de luz sobre el Sheikh Ibrahim Nyasse, la separación entre Dios y el hombre será levantada y la religión obtendrá una posición elevada. La aparición de la fayda en esta edad de corrupción se da por la debilidad de la fe en los corazones de la gente, así como en la abundancia de las sectas equivocadas que están engañando a otros. Este desbordamiento está dotado de Misericordia, por lo tanto, las ciencias (divinas) y las realidades (de Dios), se derramarán sobre muchos de modo que puedan volver al estado natural de fe. El Sheikh Hassan Cisse ha dicho: “la tariqa se ha propagado por el mundo y ha alcanzado América, Trinidad, Indonesia, Pakistán, Malasia, Moscú y otras partes. Hoy, el número de Tiyanis en Nigeria excede de cuarenta millones y la cadena de transmisión iniciática (silsila) para la mayoría de ellos pasa por el Sheikh Ibrahim, directa o indirectamente”.



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Dios ha bendecido mi búsqueda y mi anhelo de ser esclarecida. El clamor por luz, que expresé empezando esta investigación de linajes o tradiciones y durante el tiempo que llevó haciéndola, resonó y finalmente fue escuchado. Me ha llegado el momento de comenzar a revestirme con el manto de luz, porque aquel que me abrirá el camino se anunció ante mí.  Mi Alma, que anhela libertad y contacto, va a comenzar a despertar de su sueño de irrealidad. Si me alcanza el tiempo “moriré antes de morir” como dijo el sufí, porque tendré la guía segura, la perseverancia para ocuparme en serio del ego y el poder para desapegarme de su contenido. Y en ese movimiento de quietud y silencio que podré alcanzar sin estorbo del ego, el solvente universal, el Supremo Creador, esclarecerá mi consciencia, reafirmándome en mi verdadero Ser, que es solo El y nada más que El.

Los días de mi ignorancia comienzan a languidecer. Admirar, sorprenderme y desear recibir la luz de todos los Santos, Maestros o Iluminados de toda esta investigación de linajes ha reforzado mi búsqueda y mi fe. Si otros pudieron… porque yo no? He hecho el esfuerzo diario de la meditación, me he sostenido en la auto-observación, he escuchado y practicado las sugerencias de Alipur Karim sobre el descondicionamiento mental y tal vez todo eso, más el contacto con la vida de los Iluminados, Avatares o Amigos del Profeta, acercaron al Maestro, aquel regalo de Dios que me va a conducir hacia su encuentro Real, quizás para saciar ese anhelo de muchas vidas atrás.

El 31 de diciembre, glorioso para esta buscadora, se me avisó que la petición al discipulado, realizada unos tres años atrás, bajo la dirección de Alipur Karim, había sido aceptada. Un Maestro pidió ser mi Guía y su petición fue aceptada por Sanat Kumara. Ese Maestro que me ayudará en este periplo a través de los mundos superiores, ese Iluminado o Enviado de Dios que me despertará del sueño de irrealidad y que me ayudará a avivar mis centros sutiles dormidos es Mahavatar Babaji Nagarat del linaje Kriya Yoga, dado al mundo por los Siddhas Agastyar y Boganathar, los primeros iluminados por Sanat Kumara y sus acompañantes. Asombrado quedo el buscador, que ya dejará de llamarse así, porque ahora mi nombre será Kriyananda, la denominación escogida por el Maestro Babaji, para ser conocida en los medios esotéricos, espirituales y porque no familiares.

Un cúmulo de recuerdos afloran a mi mente y con razón entiendo algunos sucesos que marcaron mi vida especialmente en el último año. En diciembre del 2015 llega a mis  manos el libro “La Voz de Babaji” y no fue sino empezar a leer sus primeras líneas, cuando sentí, que algunos apartes, eran la manifestación de lo que tanto había soñado. Sentía como si el Maestro, a través de las siguientes frases me estuviera invitando directamente a mí:  ...Querido ser ¿Dónde está la sonrisa del Cielo en tu cara? ¿Dónde está la alegría de tu corazón libre expresada en tus acciones y la serena inocencia en todas tus palabras? ¿Dónde está esa visión celestial en todos tus libros? ¿Dónde está esa pureza virginal de tu carácter y dónde está ese brillo que reluce con inmortalidad en tu vida? ¿No te gustaría ser endosado con todos estos encantos del sabio?... Una fuerza extraña mitad gozo, mitad nostalgia, se desbordo y lagrimas rodaban de mis ojos. Mi amiga Lupita, que estaba a mi lado, sintió que algo especial estaba pasando en mi interior, calló y me dejó sola con mi sentir.

A los pocos días, visitando el centro de la Self-Realization Fellowship en los Angeles California, sentí la poderosa presencia de Paramahansa Yogananda y su darshan derramado sobre mi. Es indescriptible ese momento y contacto, solo lo puedo traducirlo en un gozo que se desbordaba y penetraba en lo más profundo del Ser, como si acaso la Luz estuviera llamando a su propio despertar. Mahavatar Babaji Nagarat es el Paramgurú de Paramahansa Yoga. Sincronismos que habían sido anunciados por Alipur Karim en muchos de los satsangs que había ofrecido a lo largo de ese año.  

Luego en Colombia fui invitada a celebrar el fuego védico en la sede en Bogotá de la Escuela de Valores, dirigida por Shanti Ma, discípula de Mahavatar Babaji Nagarat y ya Maestra, quien llevará a muchas almas encarnadas en Suraméricaa la liberación. Ella representa la fuerza de Shiva y Babaji en este continente y con razón la encontré en mi camino. La lectura de su libro “Un Resplandor Eterno” escrito por Victor Mayo Shivananda, es otra confirmación de la luz que debo recibir y seguir. La noche en que asistí al ritual del fuego védico, escuchando y entonando los  Bhajans y Kirtan –mantras dirigidos y cantados en comunidad-, de las deidades como Ganesh, Shiva y Vishnú, nuevamente el gozo fue experimentado, recuerdos quizás de otras vidas, cuando ellos eran mis deidades, que se despertaron y reclamaron sus espacios. Cuando Shakti Ma emana su mensaje hacia los presentes en el fuego védico, otra dimensión espiritual llegó a mí. Qué fue y qué representa? Por ahora no tengo la respuesta acertada y real.

La siguiente noche del anuncio de mi aceptación y en meditación profunda, le juré lealtad a mi Maestro y le sentí en dialogo profundo con mi alma. Le dije que el pasado lo dejaría atrás y que estaba dispuesta a aceptar su guía, y cómo iba a rechazarla?, sí durante los últimos dos años sólo anhelaba que Dios me mirará por medio de uno de sus Avatares, que se compadeciera de mí y que alguna vez dijera ese es mi hijo en quien me complazco!!? Así pues amigos lectores el buscador ya dejará su protagonismo y su nombre será reemplazado por Kriyananda, discípula de Mahavatar Babaji Nagarat. Siento ahora parte de mi corazón llenó de con la Conciencia Inmortal que representa el Maestro Babaji en el mundo.

Y adelante los que sientan su fuerza y bendición y todo aquel que desee emprender su ruta hacia El, porque yo ya la inicie de manos de un transporte seguro y confiable. Si eres un anhelante de Dios acércate a Alipur Karim y a su poderosa guía de confluencia de linajes. Pero sé que falta mucho por recorrer y me lanzo sin temor, sin miedo ni pesimismo alguno y ante todos ustedes le ratifico a Mi Maestro: “Lucharé de ahora en adelante para lograr la disolución del ego y su estado de ignorancia. Acepto además la cercanía de los otros iluminados, quienes aportarán torrentes de fuerza y luz para lograrlo!! A donde me conduzcas Maestro iré, a donde me llames asistiré, lo que recomiendes y ordenes seguiré y ahora, lo ratificó, viviré solo para la espiritualidad verdadera que tu representas!!

Los días de mi ignorancia comienzan a languidecer, porque por fin encontré al Ser que me permitirá develar a la Divinidad, que ha esperado dormida por edades en lo profundo de mi Alma.

Om Namaha Shivaya 

Kriyananda